El pasado domingo, Solemnidad de Pentecostés, tuyo lugar el tradicional Retiro en el Centro Berit con ocasión de Pentecostés, dirigido por D. Francisco Martínez, Presidente vitalicio del Centro Berit y Director del Instituto Diocesano de Estudios Diocesanos para Seglares de Zaragoza.

En su meditación, D. Francisco recordó su emoción al reconocer «lo que han sido muchos Pentecostés en Berit, al cabo de sesenta años. Hemos sentido el soplo del Espíritu, más todavía, Berit no se entiende sin Pentecostés», señaló. «Pentecostés debe suscitar en nosotros una reflexión auténtica, que gira entorno al hecho de que somos Pentecostés, Berit nos ha hecho Pentecostés, sin Pentecostés no estaríamos aquí». «Sin Pentecostés no se justifica ni la existencia material de Berit ni el conjunto de doctrinas que constituyen su núcleo luminoso». «Aquí hay ocultos muchos cariños, mucho amor, que han hecho posible que nosotros estemos aquí, en este lugar, y en este contexto doctrinal».

 «Quiero recordar para la reflexión de hoy tres o cuatro ideas fuertes, que han repercutido aquí durante muchas celebraciones de Pentecostés». «Nuestra existencia está ordenada como finalidad esencial  a un encuentro: Dios quiere tener un encuentro, intenso y pleno, que Él ha querido calificar como filial, esponsal, amical. Pero la realidad supera con mucho la figura. El encuentro de Dios contigo es un encuentro que implica el cariño filial, del mejor de los padres, un amor esponsal, del mejor de los esposos, un cariño amical, del mejor de los amigos». «Y ello lo es realmente, no metafóricamente, lo cual implica a Dios una entrega total, una decisión histórica de convivir e implicarme con Él, de todo corazón, canta el alma, con todo el ser, con todas las fuerzas». 

«¿Qué pasaría en el mundo si desapareciese el enamoramiento, si no hubiera enamorados, ni enamoramientos, si no hubiera cariño, ni caricias, ni nada.» «¿Qué pasaría en un mundo frío donde lo que cuenta es solo el dinero, o solo el interés personal». ¿Qué ocurría si en lugar de buscar personas gratuitas, de gratuidad espiritual, solo tuviésemos personas interesadas, dispuestas a sobresalir, a ser admiradas y gratificadas? ¿Qué pasaría en el mundo si fallasen los enamorados, si no hubiera besos, ni abrazos, ni expresiones afectuosas?». «¿Por qué -señaló D. Francisco-  la Revelación insiste en amar con todo el corazón, con toda el alma, con todo el ser, con todas las fuerzas?

D. Francisco seguidamente cuestionó las implicaciones que ello tiene en la comunidad, en su implicación misionera, en los proyectos comunitarios.

«De Dios es la iniciativa y de Dios es también la respuesta». «Hay quienes creen que son ellos los que actúan, pero si no actúa en nosotros el Espíritu, seremos nada»: “Sin mi, nada”. «De Dios es la iniciativa y de Dios que yo responda», indicó. «En la Biblia, el amor de Dios es descrito en los profetas y en San Juan, Dios quiere tener una entrega de sí y suya es la entrega y la fidelidad con que yo acepto si es que acepto». «El amor de Dios es iniciativa de Dios en los profetas, en el Cantar de los Cantares, la fidelidad es de Él». «Si yo soy fiel, respuesta, es de Él. Suyo es el don y suyo es el sí. Dios es la mano que da y es la mano que acoge. La Revelación entera escribe como son mirados los hijos de Dios». «Desde el interior de su identidad, de su libertad. Dios llama y con una modalidad divina, responde por nosotros. Somos tan reducidos, que creemos que cuando hacemos algo, somos algo sublime. Pero no es así, suyo es el don que se da, suyo es la aceptación con que nosotros aceptamos». «La Revelación cristiana escribe cómo son conducidos los hijos de Dios cuando Dios llama, inspira». «La Revelación se entretiene en escribir la respuesta, la fidelidad, el sentido de acogida, desde el interior de nuestra identidad y libertad humanas». «Con una modalidad más divina que humana». «El capítulo más impresionante de la Revelación es nuestra fidelidad a Dios, nuestra escucha de la Palabra, nuestra acogida de lo que Dios quiere». «Suyo es el don, suya es nuestra aceptación».  «Y aceptar a Dios expresa máxima fruicción y gozo». «Que a la Relevación se une la alegría a la siembra de Dios». Cuando Jesús habla de la parábola del sembrador habla de la tierra fértil acogedora que recibe “con alegría” y canoniza a los que recibe con alegría. De este “acoger con alegría” expresa la máxima fruicción y gozo del hombre. El hombre de hoy ha perdido la capacidad de amar. No sabe que amar provoca alegría o no es amor. Dios quiere movimiento desde el interior mismo de nuestra identidad y de nuestra libertad. «Dios se merece la respuesta, pero para que no fallemos Dios es el Dios del don, es el Dios de la respuesta».

«Hay disposiciones delicadamente sensibles, ultrasensibles, en la que Él nos guía, no sin nosotros, no moralmente a la fuerza, violentamente, sino de forma verdaderamente enamorada, entusiasmada. Somos creyentes en la medida en que somos amantes, no obedientes. Y para ello, para que no fallemos, de Dios es la luz y de Dios es la acogida». «Si un día soy fiel, lo debería a Dios».  

«Un cristiano que solo viva de referencias externas, de cristianismos exteriores, desconoce el aspecto más gozoso de la fe. La vida cristiana recorre en dos etapas: la primera, se apoya en el esfuerzo humano; la segunda, en la gracia de Dios» «Se caracteriza por el predominio de los dones del Espíritu que ilumina y mueve». «Hay situaciones que se realizan en el creyente pero no por el creyente, se trata de intervenciones de Dios sobre la pura receptividad del hombre, actuado por inspiraciones, soplos mentales o afectivos de luz y de fuerza, radicadas en el hondón de la inteligencia y de la voluntad». «Es, no algo, sino Alguien el que nos impulsa con fuerza, es como una genialidad misteriosa, una fortaleza superior, de la que el creyente no piensa, es iluminado; no actúa, es movido y conmovido». «Me estoy refiriendo a los dones del Espíritu Santo». 

«La doctrina que distingue al cristianismo de cualquier otra religión es la propia del enamoramiento, la sintonía, la docilidad especial, radicada en el hondón de la inteligencia, de la afectividad, con la que respondemos con adhesión plena y gozosa y enamorada para secundar con naturalidad plena, con sintonía enamorada con Dios, que aparece en todo momento como actor y motor principal de esta receptividad profunda». 

«Si grande es la luz de Dios, grande es la acogida del hombre. Porque Dios se está dando y se está recibiendo en mi identidad, en mi genialidad, en mi posibilidad. Yo soy una posibilidad abierta ante Dios. Dios hace lo pequeño grande, lo negativo positivo. Dios es grande dando pero es dando recibiendo cuando Él se emplaza en la esencia de mi querer, de mi voluntad, de mi capacidad de decidir y soy positivo». 

«Hay personas que nunca o casi nunca son un «sí». El hombre es siempre un “sí pero”. El hombre esconde la negativa en el hondón de su ser porque es egoísta. Hay quien se queja de los otros, es la manía del egoísta que cree que hablando mal del otro justifica sus omisiones y su poquedad.» 

«Dios es la mano que da, Dios es la mano que acoge en nosotros. La acogida de la Palabra siempre va animada de gozo, de alegría, de realización. La sintonía y docilidad radicada en la inteligencia y en el corazón que hace superar todos los obstáculos externos y los psicológicos externos es de Dios, solo de Dios, capaz de crear una situación existencial de adhesión plena y exultaste, de enamoramiento, de verdadero enamoramiento». 

«Si un día nos enamoramos de Dios es porque Dios nos abra sus caminos. Solo Dios nos conduce en el interior de Dios. Que nosotros secundemos con connaturalidad plena de Dios es cosa de Dios. Solo Dios es actor y motor principal de la receptividad del hombre.» 

«Si en el enamoramiento desapareciera, el mundo sería muy triste. esto solo lo entienden los enamorados. La Iglesia no siempre han prestado su atención a los místicos, la punta candente de la existencia y cultura humana. El hombre ha puesto Dios en el mundo para que se enamore. El que tenga dudas que lea el Cantar de los Cantares. Dios me ha creado para que sea feliz en la vehiculación del entusiasmo enamorado.» 

«Y esto es Pentecostés -señaló-: beso, caricia, arrebato, mística. Es el fuego de Dios. Con Pentecostés, el hombre no piensa, es iluminado; no actúa él, es movido y conmovido. La sintonía y docilidad especial radicada en la inteligencia y en el corazón que supera de forma desbordante todos los obstáculos externos y todos los psicológicos internos, creando una situación de adhesión de entusiasmo, de alegría exultante, es de Dios, Dios es la oferta, Dios es la aceptación. Dios lo hace todo en mi. Pero yo debo ser coherente con Dios.» 

«Los enamorados nos dan lecciones de los que requiere nuestra contestación a Dios. Los hombres del mundo y de la historia se han tenido que asombrar de que Dios, en la historia de la relación, ha asumido como propio un libro de cálidos y candentes amoríos, como es el Cantar de los Cantares, como es el que canta la respuesta a Dios, la fidelidad a Dios». 

«Lo más grande que el hombre puede tener en la vida no es gran talento, gran riqueza, el tesoro del hombre es la receptividad, un corazón abierto, un corazón que escucha. Y Dios, solo Dios, es el autor y motor principal de esta receptividad profunda del hombre.» «En el mundo, todos entienden que el hombre feliz no es el que tiene el dinero sino el que vive el amor. La vida es el amor y lo reconocen todos. Y Dios no ha corregido al pueblo. El plan de Dios sigue siendo el mismo. Y Juan dice que Dios es amor y el que ama, conoce a Dios. Dios es mi don, mi fidelidad, es mi regalo, mi acogida. De Él depende que yo sea feliz.»

«Mi vida debería ser Pentecostés. Hoy no es una fiesta de calendario, una página de un libro. Pentecostés es la historia de mi alma que me dice que Dios es esposo, amigo y padre y yo debo ser acogida y debo aprender a hacer acogida en el hondón mismo de mis negatividades. Debo aprender a decir sí, a estar presente, de una vez por todas, a que las dificultades entran en el plan de Dios, no para desertar sino para ser fiel y rematar nuestra fidelidad a cotas superiores.» «Dios permite las negatividades en la vida para que crecer. La prueba certificada cómo somos. Si somos materia de fuga o realmente autenticidad y verdad. No contar con Dios para poder es un error. Si reconoces que no eres fiel, que podrías ser mejor, no contar con Dios para decir sí es un error. Suyo es el don, suya es la aceptación, sin Él nada, con Él todo. Nada quiere tanto Dios como amar al hombre y ser amado por él.» 

«El hombre solamente es él cuando responde libremente y es feliz. La felicidad del hombre es el gran compromiso de Dios que ha muerto por el hombre para sea feliz. Sus heridas nos han curado. Tanto amó Dios al mundo….»

«Por eso, debo contar en Pentecostés con una oración que me haga fuerte, con una caridad que habitualice en mi la fortaleza de Dios, que me ayude no a hacer cosas buenas, sino a hacer lo que tengo que hacer».»Debo ser fiel, ser Pentecostés».

«En un tiempo de oscuridades densas, de crisis, Berit ha sido luz de Pentecostés» y animó a todos a reafirmar compromisos comunitarios y misioneros.  «Berit es una apuesta por Pentecostés que nutre las raíces de la fe». «Berit necesita Pentecostés, es la fiesta de Berit. Creer en Berit es creer en una oportunidad en profundidad».

«Dios espera tu amor, tu oración, dile que sí, no dudes. Tenemos que renovar nuestro compromiso, descubrir nuestras estrategias falsas, es necesario el entusiasmo, la ilusión. Es triste una sociedad sin enamorados, sin entusiasmados, la Iglesia necesita de entusiasmo, de presencia. Que el Espíritu nos coja unidos y entusiasmados, enamorados, que nos ayude a ser comunidad». Concluyó con una petición: «Que el Espíritu nos dé luz y fuerza para nos encontramos en la ilusión de vivir en la Verdad». 

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