El pasado 7 de marzo de 2020. el secretario general del Sínodo, el cardenal Lorenzo Baldisseri, anunció a la Iglesia universal la celebración de una nueva Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos, la décimo sexta, bajo el lema «Por una Iglesia sinodal: comunión, participación y misión». El propio papa Francisco, en el 50 aniversario de la institución del Sínodo de los Obispos, el 17de octubre de 2015, indicó que «lo que el Señor nos pide, en cierto sentido, ya está contenido en la palabra Sínodo. Caminar juntos -laicos, pastores, obispo de Roma- es un concepto fácil de expresar, pero no tan fácil de poner en práctica«.

En el estudio que realizó en el año 2018 la Comisión Teóligca Internacional, sobre la sinodaldiad en la vida y la misión de la Iglesia, ya señalaría que «el término sinodalidad indica «el modus vivendi et operandi específico de la Iglesia del Pueblo de Dios que manifiesta y concretamente se da cuenta de que es una comunión en el que se camina juntos, se reúne en la asamblea y todos sus miembros participan activamente en su misión evangelizadora». El concepto de comunión expresa «la sustancia profunda del misterio y la misión de la Iglesia», que en la celebración eucarística «tiene su fuente y culminación«.

La «sinodalidad» indica el camino que recorren juntos los miembros del Pueblo de Dios. «Todo el Pueblo de Dios comparte una dignidad y una vocación común a través del bautismo. todos estamos llamados, en virtud de nuestro Bautismo, a participar activamente en la vida de la Iglesia. En las parroquias, en las pequeñas comunidades cristianas, en los movimientos de laicos, en las comunidades religiosas y enteras formas de comunión, mujeres y hombres, jóvenes y ancianos, todos estamos invitados a escucharnos unos otros para oír los impulsos del Espíritu Santo, que viene a guiar nuestros esfuerzos humanos, introduciendo vida y vitalidad a la Iglesia y llevándonos a una comunión más profunda para nuestra misión en el mundo. Mientras la Iglesia emprende este viaje sinodal, debemos hacer todo lo posible para arraigarnos en experiencias de auténtica escucha y discernimiento, encaminándonos a convertirnos en la Iglesia que Dios nos llama a ser»

Para facilitar la reflexión sobre el proceso, se acaban de publicar dos documentos del Sínodo: el Documento Preparatorio y el Vademecum, al cuyo contenido puede acceder en la web del Sínodo, a través del siguiente enlace: https://www.synod.va/es.html.

Como se ha señalado, el proceso sinodal se dirige a reflexionar sobre la «sinodalidad» propiamente dicha, bajo una cuestión fundamental: «¿Cómo se realiza hoy este «caminar juntos» en los distintos niveles (desde el local hasta el universal), permitiendo a la Iglesia anunciar el Evangelio? y ¿qué pasos nos invita a dar el Espíritu para crecer como Iglesia sinodal?». En última instancia, el documento refleja la aspiración última del proceso: «pretende inspirar a la gente a soñar con la Iglesia que estamos llamados a ser, hacer florecer las esperanzas de la gente, estimular la confianza, vendar las heridas, tejer relaciones nuevas y más profundas, parneder unos de otros, constituir puentes iluminar las mentes, calentar los corazones y vigorizar nuestras manos para nuestra misión común» (DP, 32).

Son tres las palabras clave de este proceso, reflejadas en el propio lema del mismo: «comunión», «participación» y «misión». «Comunión«, en tanto que Dios reúne a pueblos distintos «pero con una misma fe, mediante la alianza que ofrece a su pueblo». «Participación«, a la que son llamados «todos los que pertenecen al Pueblo de Dios -laicos, consagrados y ordenados- para que se comprometan en el ejercicio de la escucha profunda y respetuosa de los demás», participación a la que «todos los fieles están cualificados y llamados a servirse recíprocamente a través de los dones que cada uno ha recibido del Espíritu Santo». Y «misión«, en tanto que «la Iglesia existe para evangelizar». Su misión, nuestra misión es testimoniar el amor de Dios en medio de toda la familia humana.

El proceso sinodal se inicia con una experiencia a nivel local, cuyo objeto es favorecer un amplio proceso de consulta para recoger la riqueza de las experiencias de sinodalidad vividas, con sus diferentes articulaciones y matices, implicando a los pastores y a los fieles de las Iglesias particulares en todos los diversos niveles. Tras esta primera fase local, se iniciará otra continental y finalmente, una última para la Iglesia universal.

A este respecto. la Conferencia Episcopal ha reunido este jueves por primera vez al equipo sinodal constituido para apoyar la celebración de esta fase diocesana del sínodo de los obispos, en cumplimiento de la indicación de la Secretaría del Sínodo que previó que en cada Conferencia Episcopal se creara un equipo sinodal que pudiera servir par ala fase diocesana y continental». Ha de recordarse que la Asamblea Plenaria de la Conferencia Episcopal Española encargó a nuestro Arzobispo Emérito, D. Vicente Jiménez Zamora, dirigir el trabajo del equipo constituido, formado por monseñor Luis Argüello (Secretario General de la CEE), La Conferencia Episcopal reúne a su equipo para trabajar la fase diocesana del sínodo de los obispos

Isaac Martín, laico de la diócesis de Toledo, Olalla Rodríguez, laica de la Renovación carismática católica, Dolores García, presidenta del Foro de Laicos, Luis Manuel Romero, sacerdote director de la Comisión Episcopal para los Laicos, Familia y vida, María José Tuñón, directora de la Comisión Episcopal para la Vida Religiosa y Josetxo Vera, director de la Comisión Episcopal para las Comunicaciones Sociales.

Esta primera fase, propiamente diocesana, dará comienzo el fin de semana del 16 y 17 de octubre, una semana después de la apertura en Roma del camino sinodal, a cargo del Papa Francisco.

 

 

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