Queridos amigos, bienvenidos a una nueva sesión de Re-Vi-Be.

Oremos juntos: “Que tu Espíritu, Señor, nos penetre con su fuerza, para que nuestro pensar te sea grato y nuestro obrar concuerde con tu voluntad. P.N.S.J”.

Leamos el Evangelio del domingo (categoría “Evangelio y su comentario”), asumiendo que “Dios no sólo habla a la cabeza, sino a la persona entera, al corazón (…). La persona, la comunidad, han de llegar a ser no sólo acogida y comunión, sino la biografía encarnada de la palabra, su expresividad personal y social. Para ello, nada mejor que aplicarnos toda la palabra y aplicarnos del todo a la palabra, saliendo de nosotros, caminando hacia ella, estando del todo en ella, y saliendo nuevos con ella” (Francisco Martínez, “Vivir el año litúrgico”, Herder, Barcelona, 2002, p. 79).

Tema: Escrutinio sobre el amor propio. Afán de estimación (En la categoría “Revisión de vida” de centroberit.com).

” … en él habéis sido enseñados conforme a la verdad de Jesús a despojaros, en cuanto a vuestra vida anterior, del hombre viejo que se corrompe siguiendo la seducción de las concupiscencias, a renovar el espíritu de vuestra mente, y a revestiros del Hombre Nuevo, creado según Dios, en la justicia y santidad de la verdad” (Ef 4,21 24).

Nos centraremos en el apartado “Afán de estimación” del escrutinio.

Para tomar conciencia de las posibilidades positivas que tenemos y de las que podemos y debemos tener podemos plantearnos las siguientes cuestiones:

Tendencias positivas

¿Reconozco mis defectos y los confieso sin reservas?

¿Soy auténtico, procuro no parecer más de lo que soy?

¿Practico la autocrítica?

¿Soy humilde y sencillo?

¿Huyo del aplauso y del ruido revelando que Dios es mi riqueza y mi gozo?

¿Reconozco a los otros y acepto la autoridad ajena sin envidia ni resentimiento?

¿Me siento interiormente libre para poder centrar todas mis energías en la entrega desinteresada a los demás?

Tendencias negativas

¿Me puede el afán de ser considerado, de aplauso, de fama, de honor, de reconocimiento, de admiración, de respeto?

¿Incurro fácilmente en la envidia?

¿Me muevo generalmente por el deseo de gustar y de ser amado?

¿Practico el populismo, no por el bien común, sino como ganancia personal?

¿Utilizo predominantemente, y en provecho propio, el poder, el dinero, la posición social, el cargo, las amenazas, las ventajas espirituales?

¿Trabajo afanosamente, mas que para rendir, para ganarme la estimación de los demás?

¿Tengo el querer por encima del poder, de mi capacidad y fuerzas?

¿Me gusta hacer reivindicaciones más bien por arrogancia, ostentación, soberbia, afectación?

¿He llegado incluso a racionalizar y justificar mis propios errores?

¿Disimulo la manía de estimación bajo la máscara de la sencillez, de la modestia, de la ideología social o de la causa de los pobres, de la dedicación a los necesitados, de la confesión de la propia indignidad?

¿Utilizo las formas exteriores de la imagen, el vestido, la demagogia, las ideas pretendidamente “progresistas”, en beneficio propio?

¿Me dejo dominar por el orgullo?

Oración final 

Señor, haz que mis pies caminen tu sendero, / mis manos realicen tu obra, / mis ojos alberguen tu mirada, / mi boca, tu palabra, / que mi cabeza conciba tu pensamiento/ y mi corazón palpite los latidos de tu Amor. Amén.