El pasado día 17 de mayo de 2022 tuvo lugar el tercer café tertulia del año, organizado por el Centro Berit, esta vez bajo el tema “Hablando con fe sobre una sociedad polarizada”. Moderado por José Ángel Gimeno, participaron como ponentes, José Ignacio Senao, político, y Rodrigo Lastra, médico.
Explicó el moderador que la polarización social, en términos generales, haría referencia a una concentración de opiniones y afectos en torno a ideologías, preferencias, valores y comportamientos cada vez más alejados de los nuestros. Es consustancial a fenómenos de radicalización y extremismos en varios sentidos a la vez. La polarización tiene efectos deletéreos para nuestras sociedades, señaló José Ángel Gimeno, e implicaría un desacuerdo cada vez más amplio que impediría, no solamente, la conclusión de acuerdos sino, muchas veces, hasta el mismo diálogo. Incorporaría un elemento todavía más malicioso, que sería que la opinión y los sentimientos de un polo frente al otro polo sería cada vez más negativo. Por otra parte, la polarización es un fenómeno que acontece, de forma diversa, geográficamente. En España, en Europa, en Estados Unidos…. El aumento de polarización, si ello existiera, podría tener múltiples causas y esas causas estarían acontecimiento de forma simultánea: podrían ser causas económicas, éticas, religiosas, morales….Desde el punto de vista cristiano, indicó, tenemos la responsabilidad de que, al menos, no colaborar en la descomposición de nuestras sociedades. El imperativo evangélico, partiendo de enfoques distintos, nos permiten aportar actitudes e ideas (como las últimas encíclicas del Papa, como Fratelli Tutti o Laudato si), que pueden ayudar a neutralizar un fenómeno como el que nos ocupa.
Inició la intervención José Ignacio Senao refiriéndose a la herencia recibida de las generaciones anteriores, en la que no existía tanta polarización, aun en ambientes en los que no existía pluralismo. Recordó las reuniones en los pueblos después de Misa, donde había corros diferentes y diferenciados y los esfuerzos de “hacer natural lo normal”, favoreciendo la participación de activos sociales como los representantes eclesiales y de los cuerpos y fuerzas de seguridad en el protocolo de la Diputación Provincial de Zaragoza, del que fue presidente, y trajo igualmente a colación los numerosos convenios con las diócesis para la restauración de los templos. Después, señaló, se ha vivido una etapa de polarización y crispación a partir del año 2015, con la presencia de nuevos grupos de opinión. A partir del año 2019, durante la pandemia se han originado problemas adicionales de polarización. Propugnó, como lo hace la Doctrina Social de la Iglesia, una “cultura de encuentro y de fraternidad universal”. El esfuerzo que debe hacerse, especialmente de los creyentes, es llegar a ese punto de encuentro entre los diferentes grupos sociales, sin inhibirse, porque se trata también de hablar, transmitir argumentos, dialogar. Se trata de llegar a un equilibro entre el diálogo y la no potenciación de una mayor polarización, señaló el ponente.
Por su parte, Rodrigo Lastra coincidió en la importancia del tema. Apostó por una visión optimista y esperanzada, evitando caer en una frecuente sensación entre los cristianos de que “cualquier tiempo pasado fue mejor”, superando falsas nostalgias. Recordó que pertenece a una generación, la primera, que no ha vivido ni una guerra ni una postguerra. Reconoció que existe polarización, especialmente en la actualidad, cuando se cuestionan los acuerdos de convivencia existentes desde el proceso de democratización en España. Ello puede ser debido, señaló, a las profundas crisis vividas en los últimos años. Recordó una cierta constante histórica de cuestionamiento de una generación respecto a la anterior, quizás porque los hijos de hoy probablemente van a disfrutar de un menor bienestar que sus propios padres. “Bajo esa polarización que estamos viviendo hay razones que hay que atender”, señaló Lastra. “Hay que intentar ver qué hay detrás de la polarización”. Denunció como uno de los principales males de la política actual el sectarismo, que impone la posición de que “lo que hacen los míos siempre es bueno y lo que hacen los ajenos siempre es malo”. Reivindicó la actitud del cristiano de “tender puentes”, evocando la expresión del Papa Francisco, especialmente con los que piensan diferente. Hay muchos lugares de encuentro, recordó.
José Ángel Gimeno propuso a los ponentes una reflexión sobre las causas de la polarización. José Ignacio Senao reconoció entre las causas las económicas, las derivadas de la corrupción política, la inmigración… aunque identificó como una de las principales, la pérdida de los valores morales y de fe. Reivindicó la importancia de la familia y de la educación recibida. Compartió su preocupación por lo que transmite la televisión a las generaciones más jóvenes. Cada generación tiene que cambiar y transformar lo que recibe, pero le preocupa los mensajes que llegan desde los medios de comunicación. Planteó la importancia del papel de la juventud, que es la más informada de la historia, en su opinión. Por su parte, Lastra señaló que una de las principales logros de la sociedad actual es reconocer el pluralismo. La secularización se ha acelerado en los últimos años en España, recordó Lastra. Se ha hecho patente la crisis del compromiso, que no sólo atañe a lo cristiano, sino que alcanza a lo social. “Ello nos exige a los cristianos que nuestro testimonio sea más firme”. “Quizá la secularización venga bien para superar el cristianismo rutinario”. Todavía hoy la Iglesia constituye una auténtica red social conformada con miles de asociaciones y voluntariado, aunque no tenga repercusión a nivel comunicativo. Advierte un bajo peso político, por el contrario. Esta cuestión, la participación de los cristianos en la política, se sucedió en el debate. Senao señaló que el cristiano es un fenómeno transversal en el espectro político, desde la izquierda a la derecha. Se refirió a las “consignas” políticas que pretenden sacar a lo religioso del espacio social y reivindicó la actuación de la Iglesia y de las asociaciones eclesiales en el ámbito social, acción puesta especialmente de manifiesto durante la pandemia.
A continuación se hizo un espacio de participación y debate en el público, en el que salieron temas muy diversos, entre los cuales los posibles lugares de encuentro entre los diferentes grupos sociales, creyentes o no creyentes, las formas de favorecer la deliberación pública y la democracia, la posición de los medios de comunicación en el proceso secularizador, así como el papel de los partidos políticos en este fenómeno de polarización.
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