El pasado día 25 de noviembre de 2024, tuvo lugar la sesión programada del curso anual del Instituto Diocesano de Estudios Teológicos para Seglares, realizada por la profesora Montserrat Rescalvo, cuya transcripción -no necesariamente literal- se incluye a continuación.

1. Ministerios eclesiales y ministerios temporal y estable de catequista

 

El Directorio General de Catequesis de la Santa Sede, es una ruta para todos nosotros y para los catequistas, para anunciar el Evangelio en el primer anuncio, pero además para transmitir la fe, desde el cómo, el para qué y el para quién.

En nuestra diócesis, se publica el Directorio del catequista con orientaciones para ser instituidos con los ministerios de acólito y lector, que fueron los primeros, y luego el de catequista, que es el que nos atañe aquí.

La carta apostólica del papa Francisco Antiquum Ministerium instituye el ministerio del catequista que se compromete de manera estable, y que tiene esa vocación de ser catequista y de transmitir el Evangelio, la Buena Nueva.

Así recuerdo personalmente que hace dos años, se nos ofreció en la diócesis la institución de los ministerios, el de acólito y el de lector, porque soy celebrante de la palabra en la unidad pastoral de Daroca y en las residencias de la zona del Actur,  y también el de catequista.

Junto a las madres que generosamente son catequistas ocasionales pero también hay catequistas estables: las que coordinan, las que animan, las que forman. Entonces, Manuel María Bru Alonso, que es de la Delegación de Catequesis de Madrid, escribe unos libritos que trabaja también con los feligreses de allí de Madrid y es el perfil del Ministro de Catequesis, disponible online.

En la Iglesia formamos una «gran orquesta» y cada uno tenemos un don y unos carismas: un servicio que realizar en nuestra diócesis».

¿Qué significa el ministerio en la Iglesia?

«Para apacentar el Pueblo de Dios y acrecentarlo siempre, Cristo Señor instituyó en su Iglesia diversos ministerios, ordenados al bien de todo el Cuerpo». 

Y dejó bien claro cuál es la finalidad de los ministerios en la Iglesia: «A fin de que todos cuantos pertenecen al Pueblo de Dios y gozan, por tanto, de la verdadera dignidad cristiana, tendiendo libre y ordenadamente a un mismo fin, alcancen la salvación». 

(Concilio Vaticano II, Constitución Apostólica Lumen Gentium, 18)

Hablamos de ministerio que es igual a servicio dentro de la Iglesia y cuando hablamos de ministerios hablamos de muchos servicios que hay en la Iglesia. El ministerio del catequista tiene su origen en el inicio de la vida de la Iglesia, del propio Cristo. Cristo va llamando a sus discípulos y los va convocando.

«Ministerio significa servicio»

Por lo que se refiere a la dignidad, todos tenemos la misma dignidad ante Dios, aunque podamos desempeñar diferentes ministerios y servicios. Y cada uno tenemos carismas diferentes. Al final, tenemos que preguntarnos: «¿qué me pide realmente el Señor?».

Pero, nos preguntamos qué significa el ministerio en la Iglesia.

  • En la Iglesia todos los bautizados son necesarios: todos los bautizados deben ser miembros activos.
  • Pero «no todos los miembros tiene la misma función» (Rom 12, 4)
  • Los miembros de la Iglesia tienen diversos carismas y «ministerios» o «servicios» y ejercen diversas funciones.
  • Todo ello para edificar el cuerpo de Jesucristo y, sobre todo, para hacer presente a Jesucristo hoy entre nosotros.
  • por eso, además, de ser «ministerio de comunión par ala misión» a la Iglesia se le pude denominar «ministerial y carismática». El Papa Francisco nos recuerda que «somos discípulos misioneros».

Tipología de ministerios eclesiales

Dentro de la tipología de los ministerios tenemos tres y son la designación expresa de Jesús, donde están los doce apóstoles según los evangelios. Después está la del Espíritu Santo, donde los ministerios están señalados sobre todo en las cartas paulinas, en las cartas de San Pablo, y luego después los designados por la Iglesia.

En los inicios

  • Por designación expresa de Jesús: los doce apóstoles: Lc 6, 13-17; Mt 10, 2; Mc 6,30-34.

Dice Lucas 6, 13, 17: “Cuando se hizo de día, llamó a sus discípulos, escogió de entre ellos a doce, a los que también nombró apóstoles: Simón, al que puso de nombre Pedro, y Andrés, su hermano; Santiago, Juan, Felipe, Bartolomé, Mateo, Tomás Santiago el de Alfeo, Simón, llamado el Zelote; Judas el de Santiago y Judas Iscariote, que fue el traidor. Después de bajar con ellos, se paro en una llanura con un grupo grande de discípulos y una gran muchedumbre del pueblo9o, procedente de toda Judea, de Jerusalén y de la costa de Tiro y de Sidón» (Lc 6,13-17). Cristo llamó a sus discípulos, pero llamó a todos, y nos llama a todos nosotros también. Escogió a doce y luego después se paró en una llanura. Nosotros también debemos pararnos y pensar.

Otra cita de Mateo  (Mt 10,2): «Los nombres de los doce Apóstoles son éstos: primero Simón, llamado Pedro, y su hermano Andrés; Santiago el de Zebedeo y su hermano Juan; Felipe y Bartolomé; Tomás y Mateo el publicano; Santiago el de Alfeo y Tadeo, Simón el Cananeo y Judas el Iscariote, el que le entregó. Jesús envió a estos doce, después de darles las siguientes instrucciones: «No toméis las rutas de los paganos ni entréis en poblados de samaritanos; dirigíos más bien a las ovejas perdidas de la casa de Israel. Id y proclamad que el Reino de los Cielos está cerca. Curad enfermos, resucitad muertos, purificad leproso, expulsad demonios. Gratis lo recibisteis; dadlo gratis. No os procuréis oro, ni plata, ni cobre en vuestras fajas; ni alforja para el camino, ni dos túnicas, ni sandalias, ni bastan; porque el obrero merece su sustento…». En este relato se mencionan los  los nombres de los apóstoles pero se reseñan unas instrucciones de Jesús a los apóstoles. Les da «una hoja de ruta» a los discípulos, que llega a nuestros días.

  • Por designación del Espíritu Santo: ministerio señalados en las cartas paulinas. Rm 12, 6-20; 1Cor 12, 1-14; 1Cor 12,28; Ef 4, 11-13

Rm 12,6-8 se refiere y enumera a los dones del Espíritu: «Teniendo dones diferentes, según la gracia que se nos ha dado, deben ejercerse así: la profecía, de acuerdo con la regla de la fe; el servicio, dedicándose a servir; el que enseña, aplicándose a la enseñanza; el que exhorta, ocupándose en la exhortación; el que se dedica a distribuir los bienes; hágalo con generosidad; el que preside, con solicitud; el que hace obras de misericordia, con gusto«.

También Rm 12, 9-20 habla del modo de realizar los carismas: « Que vuestro amor no sea fingido; aborreciendo lo malo, apegaos a lo bueno. Amaos cordialmente unos a otros; que cada uno estime a los otros más que a sí mismo; en la actividad, no seáis negligentes; en el espíritu, manteneos fervorosos, sirviendo constantemente al Señor. Que la esperanza os tenga alegres; manteneos firmes en la tribulación, sed asiduos en la oración, compartid las necesidades de los santos; practicad la hospitalidad. Bendecir a los que os persiguen; bendecid, sí, no maldigáis. Alegros con lo que están alegres; llorad con los que lloran».

  • Por designación de la Iglesia: los “colaboradores” de los que se habla en Hch 6,1-6; 13,1-3 o en las cartas pualinas: 1Cor 16,16; 1Tes 5, 11-14;R m 16, 1-2 etc

«Por eso animaos mutuamente y edificaos unos a otros, como ya lo hacéis. Os rogamos, hermanos, que apreciéis el esfuerzo de los que trabajan entre vosotros cuidando de vosotros por el Señor y amonestándoos. Mostradles toda estima y amor por su trabajo. Mantened la paz entre vosotros» (1 Tes 5,11-13).

«Os recomiendo a Febe; nuestra hermana, que además es servidora de la Iglesia que está en Cencreas; recibidla en el Señor de un modo que sea digno de los santos y asistida en cualquier cosa que necesite de vosotros. Pues también ella ha sido protectora de muchos, e incluso de mí mismo» (Romanos 16,1-2). Destaca que es una mujer y recuerda que el Papa Francisco ha reconocido expresamente la posibilidad de que las mujeres puedan ser acólitas, lectoras y catequistas.

El ministerio del catequista

 La institución de este ministerio es laical. El motu proprio del Papa Francisco, Antiquum Ministerium  (2021). El Papa, en ese documento, reconoce la importancia que tiene el catequista en la Iglesia y advierte que no se trata de una clericalización de los laicos. En el sexto punto del documento el Papa describe la importancia de no crear confusión de que el catequista no debe asumir responsabilidades litúrgicas o de otros ministerios, pero que con su propio testimonio pueda ser acompañante y pedagogo en su propia vocación.

En el documento Antiquum Ministerium (2021), el Papa Francisco reconoce la importancia que tiene el catequista en la vida de la Iglesia

Ahora corresponderá a las conferencias episcopales establecer un itinerario de formación y los criterios normativos para acceder a este nuevo ministerio. Mientras tanto, la Congregación para el Culto Divino prepara el rito de institución del Ministerio Laical del Catequista.

El Papa responde a un clamor histórico, especialmente insistente desde el Concilio Vaticano II, el clamor porque la Iglesia confirmase formalmente que existe un ministerio laical catequético en la Iglesia. Si el Concilio confirmó la importancia de la teología de los ministerios en la Iglesia, e impulso la misión de los catequistas, y a su vez revalorizó la necesidad de una catequesis de iniciación cristiana, por la cual «se hace cristianos»; esta doble revalorización, la de los ministeriales laicales y la de los catequistas laicos en la Iglesia, estaba destinada indefectiblemente a la propuesta del ministerio del catequista.

Consiste en «un servicio establece que se presta a la Iglesia local, según las necesidades y realizado de manera laical.

Por lo que se refiere a los requisitos de los candidatos:

  • de profunda fe y madurez humana,
  • que participen activamente en la vida de la comunidad cristiana,
  • que puedan ser acogedores, generosos y vivan en comunión fraterna,
  • que reciban la debida formación bíblica, teológica, pastoral y pedagógica para ser comunicadores atentos de la verdad de la fe,
  • y que hayan adquirido ya una experiencia previa de catequesis
  • que sean fieles colabores de los sacerdotes y de los diáconos, dispuestos a

Tipología de ministerios laicales

Hoy en día existen los siguientes tipos de ministerios en la Iglesia:

Ministerios ordenados (sacramentales)

Los ministerios ordenados son los recibidos por el sacramento del Orden: diáconos, presbíteros y obispos. El ministerio ordenado (designado expresamente por Jesús a los apóstoles), garantiza la continuidad apostólica y sirve a la unida de los diversos carismas y ministerio, pero no debe ser ejercicio como opresión o anulación del resto de  carismas, vocaciones y ministerios existentes en la comunidad.

Ministerios laicales ocasionales

Los ministerios laicales ocasionales se reciben ocasionalmente (como los litúrgicos de acólito o lector asignado por el párroco), o temporalmente (como el pastoral del catequista, enviado por el obispo).

Ministerios instituidos estables (no sacramentales)

Son los ministerios que se reciben para ser ejercidos de modo permanente. Junto a los ministerios de acólito y lector, hoy contamos también con el ministerio del catequista.

Estos ministerios denominados «laicales», tanto los ocasionales como los estables, desarrollarán las cuatro dimensiones tradicionales de la Iglesia particular, a saber: evnagelización (martyria), la caridad (diakonia), culto (leiturgia) y comunión (koinonia).

El ministerio laical estable del catequista vs. ministerio no instituido del catequista

Todos los catequistas ejercen un ministerio eclesial. Cada uno de ellos personalmente como comunidad cristiana  al que pertenecen han discernido su vocación de catequesis, como vocación a «ser» catequistas y no sólo a «dar» catequesis.

En las orientaciones sobre la institución de los ministerios de lector, acólito y catequista de la Conferencia Episcopal Española se distinguen las competencias de todo catequista y las competencias de los catequistas instituidos. Esta son las comunes, de todo catequista:

«Su competencia es el servicio pastoral de la transmisión de la fe, que se desarrolla en sus diversas etapas: desde el primer anuncio que introduce al kerigma, pasando por la enseñanza que hace tomar conciencia de la nueva vida en Cristo y preparar a participar a los sacramentos de la iniciación cristiana, hasta la formación permanente que permite a cada bautizado estar siempre dispuesto a dar razón e su esperanza a todo el que se lo pida. De esta manera se convierte en testigo de la fe y custodio de la memoria de Dios, maestro y mistagogo, acompañante y educador» (nº 44). 

El ministerio laical estable instituido del catequista tiene cuatro notas:

  • El reconocimiento público de la Iglesia
  • La estabilidad
  • Ser bautizado
  • Mandado por el obispo

Con la institución del ministerio del catequista el Papa responde a un clamor histórico, especialmente insistente desde el Concilio Vaticano II, el clamor porque la Iglesia confirmase formalmente que existe un ministerio laical catequístico en la Iglesia. Si el Concilio confirmó la importancia de la teología de los ministerios en la Iglesia, e impulsó la misión de los catequistas, y a su vez s revalorizó la necesidad de una catequesis de iniciación cristiana, por la cual «se hacen cristianos», esta doble revalorización, la de los ministerios laicales y la de los catequistas laicos en la Iglesia, estaba destinada indefectiblemente a la propuesta del ministerio del catequista.

En concreto, en cuanto a las condiciones que habrán de tener los candidatos a este ministerio, señala el citado documento que «es bueno que en el ministerio instituido de Catequista se llamen hombres y mujeres:

  • De profunda fe y madurez humana
  • Que participen activamente en la vida de la comunidad cristiana
  • Que pueden ser acogedores, generosos y vivan en comunión fraterna, que reciban la debida formación bíblica, teológica, pastoral y pedagógica para ser comunicadores atentos de la verdad de la fe.
  • Y que hayan adquirido ya una experiencia previa de catequesis»

Por lo que se refiere a las tareas que pueden ser asignadas al catequista instituido, más allá de las generales de cualquier catequista, son las siguientes:

  • La tarea de formación y guía de otros catequistas y/o una responsabilidad para coordinar toda actividad catequética
  • Trabajo pastoral en el campo del primer anuncio; sensibilizando en la fe y en la conversión, anunciando el kerigma, etc.
  • Las catequesis de iniciación en la vida cristiana de niños, adolescentes, jóvenes y adultos, especialmente en el catecumenado bautismal.
  • La tarea de la formación catequética permanentes de la comunidad cristiana
  • La catequesis de reiniciación cristiana
  • Tarea de la catequesis en el área de la pastoral familiar» (nº 45).

Por su parte, en las orientaciones sobre la institución de los ministerios de lector, acólito y catequista de la Conferencia Episcopal Española se explican las competencias de los catequistas instituidos a nivel diocesano:

«Si las necesidades de la diócesis lo requieren, el obispo puede solicitar a algún ministro instituido, a través del párroco, que pueda ejercer durante un tiempo su ministerio en alguna parroquia que tenga necesidad de ello, o que asuma otro tipo de responsabilidades:

a) Responsables de la catequesis de la diócesis, arciprestazo, zonas pastorales, unidades pastorales…

b) Animadores de las celebraciones de la Palabra en las comunidades en espera de presbítero, siempre en corresponsabilidad con el párroco» (nº 46).

Tres dependencias imprescindibles del catequista

  1. El catequista pertenece a una comunidad cristiana y es expresión de ella. Su misión se vive dentro de una comunidad que es el primer sujeto de acompañamiento en la fe (DC, 111).
  2. El verdadero protagonista de toda auténtica catequesis es el Espíritu Santo que a través de la profunda unión que el catequsita mantiene con Jesucristo, hace eficaces los esfuerzos humanos en la actividad catequística.
  3. Esta actividad se realiza en el seno de la Iglesia: el catequista es testigo de su Tradición viva mediador que facilita la inserción de los nuevos discípulos de Cristo en su cuerpo eclesial (DG, 112).

Características del catequista según el Papa Francisco y el nuevo Directorio para la Catequesis.

Hay que ser misioneros, hay que sentirse enviado y guiado, hay que ser creativos. A mí me encanta mucho, disculpadme, pero es que me nace. San Vicente de Paul siempre decía, dame una persona de oración y será capaz de todo, pero luego también hay que ser creativos hasta el infinito, hay que ser creativos, no podemos quedarnos en siempre lo mismo

  • Discípulo-misionero.
  • Enviado y guiado.
  • Creativo y positivo.
  • Testigo y custodio.
  • Maestro y mistagogo.
  • Acompañante y educador.
  • Hombre y mujer de comunión.
  • Acogedor y animador amable.

 

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