El pasado día 23 de enero tuvo lugar una nueva sesión del curso anual del Instituto Diocesano de Estudios Teológicos para Seglares, esta vez a cargo de Armando Cester, doctor en Teología, con el título «¿En qué caminos encontrar a mi hermano? “Es que quiero de ti tu mejor tú”.

Cester inicio su intervención señalando que “aludiremos a una idea que el Papa Francisco ha iluminado especialmente: es que quiere de ti tu mejor tú”. Está idea está situada, en cierta medida, en el personalismo de Mounier: “yo que se dirige al para hacer un nosotros”. En la “Fratelli tutti”, el Papa habla de comunidad, hermandad, fratenidad, que es la “comunidad del nosotros”. “El Papa Francisco engarza cuando se analiza su ministerio con determinadas “líneas fuertes”, señaló Cester. Líneas como la del personalismo, la de Pablo VI, que se ampliamente citado en sus documentos (“Evangelii nuntiandi”, por ejemplo), su espiritual ignaciana, su comrpomiso con la justicia y los pobres, y “sentir y ver de donde viene” (por ejemplo, del documento de Aparecida)”. 

En su intervención se refirió especialmente al capítulo segundo de la Encíclica, en el que alude a la parábola del buen samaritano, “un icono para caminar hacia la fraternidad”, “el leitmotiv de todo el documento”. “En medio de esta oscuridad, el Papa busca luz en la parábola del buen samaritano”. “También se habla del buen samaritano en otros documentos claves, sobre todo en torno al Concilio Vaticano II, Pablo VI… engarzando el Papa Francisco con ese antecedente». “En la locución de la última sesión pública del Concilio (n. 65) habla precisamente de esto. También el papa Benedicto XVI. 

“Es una parábola radical”, señaló Cester; “engarza un mensaje revolucionario”. “El buen samaritano muestra el camino de debemos recorrer cada uno de nosotros donde la fraternidad y la amistad se hagan verdad, más allá de fronteras de religión, de clase, nación…” Compartió su experiencia como Director de Cáritas en este sentido: “Cáritas es el paradigma de la atención a todos, sin exclusiones”. “En esta parábola, Jesús salta las fronteras de una ética restringida solo para los que tenemos cerca. Nos da, en cierto modo, un aviso: esto es para todos”. “Es una propuesta de caridad universal y reclamándolo no hace solo el mínimo que se debe hacer, de justicia, sino que aspiramos al máximo del amor”. “Cuando aspiramos a dar sin fronteras, estamos en un hacer de máximos”. 

“El Papa Francisco hace una lectura socio-política de la parábola”. “Es como un icono iluminador que pasa a nuestro mundo y que de alguna manera ilumina los caminos”. El Papa denuncia con valentía lo que le pasa a nuestro mundo”. “Puede parecer una utopía -señaló Cester- pero no lo es tanto: es una realidad dentro la Iglesia, que atiende a todo el mundo, sin exclusiones”. “Tampoco es un programa ideológico: se trata de un mensaje profético, que nos invita a que tengamos los ojos abiertos”. “Lo primero que debemos intentar es educar la mirada de cara a la misericordia y a la compasión”. “Sin esta mirada, es muy difícil actuar”. “Educar la mirada desde la misericordia significa dejarnos afectar por lo que vemos, porque la misericordia no tiene límite”. 

Armando Cester: «Fratelli Tutti es un mensaje profético, que nos invita a que tengamos los ojos abiertos». «Debemos educar la mirada de cara a la misericordia y a la compasión».

“La conversión del corazón y la misión en salida -señaló- son dos elementos fundamentales del magisterio de Francisco, que tienen que muy directamente con esta parábola”, explicó el ponente. “Y ello tiene que ver con la cuestión de quién es el prójimo: no es tanto el que tengo enfrente, sino al que me dirijo”. “El prójimo lo hace la acción”. Debemos hacer al otro prójimo, de forma deliberada, activa, bajo nuestra propia iniciativa.

“Es una parábola que sigue hoy interpelando a los cristianos”. “No solo dice lo que hay que hacer sino también cómo lo dejemos hacer, dándonos claves para ello. En FT 56, el Papa señala que la parábola interpela, no solo a los cristianos, sino a todo el mundo: “(…) si bien esta carta está dirigida a todas las personas de buena voluntad, más allá de sus convicciones religiosas, la parábola se expresa de tal manera que cualquiera de nosotros puede dejarse interpelar por ella”.    “Esta parábola desborda el contexto religioso originario para convertirse en referente para todas las instituciones y personas que se dedican a curar todas las heridas”. 

1. Actualidad de la parábola: “Una historia que se repite”

En la parábola hay cuatro tipos y esos cuatro tipos existen hoy en día, señaló Cester. 

  1. La persona herida
  2. Los asaltantes
  3. Los que pasan al lado y son indiferentes
  4. El que cuida a la persona herida, el “buen samaritano”
  5. El posadero

La persona herida está representada por todas las víctimas del modelo actual de sociedad. Recordó el ponente el magisterio de Francisco: “estamos en una sociedad, el neoliberal, que produce víctimas”. “Es la imagen de alguien a quien expropian y empobrecen dejando necesidad”. “El Papa no dice que es un pobre, si no un empobrecido: es alguien que se le expropia y es alguien que se le empobrece”. “La pobreza es por causa de todos”. Recuerda, en este sentido, que el Papa habla mucho de la omisión. “La persona herida de la parábola es el modelo de aquella víctima que lo es precisamente por el modelo económico y la omisión de muchos: “un modelo económico basado en las ganancias, que no duda en explotar, descartar e incluso matar al hombre” (FT 22). “Son las víctimas de una globalización poco humana que nos acerca pero no nos hermana, que hace socio pero no prójimo y de una especulación financiera que pone las ganancias por encima de la vida”. “Son las víctimas de la guerra, que es la negación de todos los derechos y una dramática agresión al ambiente”. “Son las víctimas de la violación sistemática de los derechos humanos y del silencio cómplice inaceptable, tanto mediático como internacional y personal, ante tantas y tan graves injusticias” (FT 29). Es una visión sociopolítica, de denuncia profética, que iguala el silencio a la violación y a la omisión como pecado. 

Respecto al personaje de los asaltantes, el Papa se refiere a los mismos del siguiente modo: “son personas y estructuras económicas, sociales y políticas del neoliberalismo, populismo, corporaciones y multinacionales que solo buscan lo material, de una manera individual, sin importarle las consecuencias y las víctimas”. “Algo nos suena tales referencias en nuestra sociedad”, señaló Cester. Dice el Papa en la FT 71: “la desidia social y política hace de muchos lugares de nuestro mundo un camino desolado, donde las disputas internas e internacionales y los saqueos de oportunidades dejan a tantos marginados, tirados a un costado del camino”. 

¿Pero qué pasa con los que pasan de largo?, se cuestionó el ponente. «El Papa pone al mismo nivel a los que pasan de largo como a los asaltantes», señaló. “Son personas con funciones importantes que no tienen en el corazón el bien común” (FT 73). “Son dirigentes políticos y sociales, a veces creyentes, que no se comprometen, se limitan a pronunciamientos, buscan sus intereses, nacionales y populares, se dejan corromper, cierran los ojos a los desastres producidos por las internacionales, no cumplen lo prometido”. “Consideran que la solución está en la ciencia y en la técnica, se instalan en la ideología de la indiferencia, argumentando que todo está mal, que ya no hay remedio, que no se puede hacer nada, generando resentimiento y desesperanza” (FT 75). “En nuestra sociedad industrializada, existe un estilo elegante de mirar para otro lado, que se practica recurrentemente bajo el ropaje de lo políticamente correcto o las modas ideológicas, se mira al que sufre sin tocarlo, se lo televisa en directo, incluso se adopta un discurso en apariencia tolerante y repleto de eufemismos” (FT 76). La Encíclica señala rotundamente que “no actuar es actuar ante la injusticia”. “Los salteadores necesitan de los indiferentes para que las cosas continúen igual porque los salteadores del camino suelen tener como aliados a los que pasan por el camino mirando hacia otro lado” (FT 75). “Los salteadores necesitan de los indiferentes para que las cosas sigan igual”.

Armando Cester: “Los salteadores necesitan de los indiferentes para que las cosas sigan igual”. 

Otro personaje, “el buen samaritano”. “Representan todas las personas de buena voluntad” (“que las hay a capazos”, señaló Cester). “Desde la fe cristiana, desde cualquier religión o sin ella, ayudan gratuitamente al necesitado, al pobre o al vulnerable y buscan la colaboración de otros”. Evocó Cester este permanente llamamiento del Papa Fracisco al trabajo en red, pero también un trabajo en red institucional, “con discernimiento evangélico” propuso el ponente. Algo que ya mencionó San Juan Pablo II, cuando hizo referencia a la “nueva imaginación de la caridad”. Evoca este personaje como una “declaración carnal de fraternidad” cuando uno se da a los demás. “Alguien que no sea de nuestra patria, de nuestra tribu, de nuestro barrio, que sea para nosotros carne de nuestra carne, es un ser humano y, por tanto, hermano”. 

Finalmente, se refirió al posadero, como personaje de la parábola. Es una intuición de Vicente Martín Muñoz, Consiliario de Caritas Española: “el posadero, las estructuras y los servicios que facilitan los cuidados”. Serían Caritas, todos los servicios eclesiales necesarios para asistir al empobrecido y favorecer su desarrollo. “Al día siguiente pagó al posadero y le pidió que le siguiera cuidando de él”. La complejidad de la realidad y los retos que plantea impide que todo lo pueda hacer el samaritano. “Es necesario que haya estructuras, una organización para la atención y el acompañamiento”. Esta posada alude a la institucionalización de la ayuda, de la caridad, su organización profesionalizada. 

2. Interpelaciones cristianas de la parábola

«El Papa nos pregunta con quién nos identificamos de los personajes de la parábola». “Todos tenemos algo de herido, algo de salteador, algo de los que pasan de largo y algo del buen samaritano” (FT 69). “Cada día nos enfrentaremos a la opción de ser buenos samaritanos o ser viajantes indiferentes”. “En nuestro recorrido diario siempre encontraremos a personas heridas en nuestro cariño que precisen de nuestra fraternidad” (FT 69). Las palabras de Francisco son contundentes: “solo hay dos tipos de persona: los que se hacen cargo del dolor y las que pasan de largo”. “Nuestras múltiples máscaras, caretas y disfraces se caen: es la hora de la verdad. ¿Nos inclinaremos para tocar y curar las heridas de los otros? ¿Nos inclinaremos para cargarnos al hombro unos a otros?”. 

Todos tenemos algo de herido, algo de salteador, algo de los que pasan de largo y algo del buen samaritano” (FT 69)

La gran pregunta ante el hermano herido es ¿qué me pasará si me paro y le ayudo?”. El Papa dice: “lo que tenemos que pensar es ¿qué le pasará al otro si no le ayudo?”. Retornó el ponente a lo que considera la clave del documento: “Es que el prójimo no es el que tenemos al lado sino al que nos dirigimos”. “A mi prójimo lo hago yo yendo”. “Para ello tengo que tener educada la mirada y convertido el corazón”. “Eso sí que es una Iglesia en salida: porque yo estoy yendo”. 

“Un detalle significativo: los que pasan de largo son perosnas religiosas dedicadas a dar culto a Dios”. “Esta es otra llamada de atención que tenemos que encontrar en esta parábola”. “Creer en Dios y adorarlo no garantiza vivir como Dios le agrada”. Cester aludió a su experiencia perosnal: “Donde me he encontrado a las personas que más ayudan al prójimo ha sido son entre gente creyente y con mucho sacrificio y mucho esfuerzo”. 

“Todos estamos instalados en nuestras propias necesidades, alguien sufriendo nos molesta, nos perturba porque no queremos perder nuestro tiempo por culpa de los problemas ajenos” “Estos son síntomas de una sociedad enferma de espaldas al amor” (FT 65). “Hoy es el tiempo de aportar esperanza, hoy Jesús nos sigue diciendo que tenemos que hacer igual que el samaritano” (FT 67). “Ante tanto dolor, tanta ira, la salida es ser como el buen samaritano”. “Cuando la palabra nos dice “cuida de él”, es un imperativo, es un programa de vida, un programa de humanidad, de trato de las personas que se consideran hermanas y responsables unas de otras”. “Son las que se abren a la humanidad del extranjero, del necesitado”. 

«Hoy es el tiempo de aportar esperanza, hoy Jesús nos sigue diciendo que tenemos que hacer igual que el samaritano” (FT 67)

3. El modelo de la parábola: “mirando al modelo del buen samaritano”. 

Partiendo del modelo del buen samaritano, ¿cómo situarse ante el pobre sufriente?, planteó Cester. “Jesús nos propone lo que señala la parábola: “Se detuvo, le regaló cercanía, lo curó con sus propios manos, fue capaz de dejarlo todo a un lado ante el herido y sin conocerlo, lo consideró digno de dedicarle su tiempo” (FT 63). Lo que propone es que “nos hagamos don para el herido, para el enfermo y para el pobre y ese darse abre un tiempo nuevo de cuidados y de compasión”. Para ello, “hay que ver, dejarse afectar, ser cercano, cambiar de proyecto, cuidar…: son actitudes fundamentales para ser un samaritano”. 

“La parábola no dice solo que hay que echar aceite y vino en las heridas, enseña también a mirar la realidad para que haya compasión, hay que compartir nuestras cabalgaduras para no acer en asistencialismos paternalistas y hay que crear posadas y estructuras solidarias con vocación de permanencia” (FT 80).

“La parábola trata de responder a una pregunta: ¿quién es mi prójimo?”. “En la sociedad de Jesús el prójimo era el más cercano”. “Ahora es diferente, prójimo es aquel a quien nos acercamos”. “Y tiene un significado universal: “el prójimo no es el que recibe amor sino el que lo ofrece”. “Se aproxima y lo hace su prójimo”. “Nos está diciendo: “No me digas quién es tu prójimo”, sino “sé tu prójimo”. “Ese es, en todo momento, el mensaje de Francisco”. 

Armando Cester: «El Papa Francisco nos está diciendo: “No me digas quién es tu prójimo”, sino “sé tú prójimo”

Lo que convierte al samaritano en referente moral es su compasión. No solo se trata de “ponerse en el lugar del otro” (empatizar) sino de “restablecer a la víctima en su lugar humano, en su dignidad y poner los medios para integrarla”. 

Habla de una “caridad universal”, sin exclusiones, abierta a todos los que son prójimo. “La propuesta es hacerse presente ante el que necesita ayuda, sin importar si forma parte en el propio círculo de pertenencia, dar a la capacidad de amar una dimensión universal” “Han de traspasar todos los prejuicios y barreras, sean históricos o culturales” (FT 81-83). “Al amor no le importa si el hermano herido es de aquí o es de allá, porque es el amor que rompe las cadenas que nos aislan y separan, tendiendo puentes, amor que nos permite construir una gran familia, donde todos podamos sentirnos en casa, amor que sabe de compasión y de dignidad, es la caridad cristiana universal” (FT 62). “No se limita a los “nuestros”, sino que se abre a “otros”, a los extranjeros, a los no creyentes, reconoce, valora y ama más allá de la cercanía, más allá de donde viva, más allá de su situación económica y social”. 

Y todo esto “sin esperar nada a cambio”. “La entrega y la generosidad no espera ni reconocimiento ni nada a cambio”. “Es un servicio que tiene su satisfacciones en sí frente a Dios, su vida y por un deber”. 

“En este empeño estamos todos obligados moralmente, recordando las palabras de Adela Cortina, a una obligación, que nos descubre que unos estamos ligados a otros”. Así lo expresa el Papa en FT 63: “Con sus gestos el buen samaritano deja que la asistencia de cada uno de nosotros está ligada a la de los demás. La vida no es tiempo que pasa, sino tiempo de encuentro”. 

El Papa -recordó Cester- habla de la estructura, que la parábola nos invita a la caridad política (cf. FT 180-186), que “es trabajar por la prosecución del bien común, constructores de un nuevo vínculo social en una nueva sociedad desvinculada e individualista, capaces de generar e iniciar nuevos procesos de transformación, siendo parte activa en la rehabilitación y el auxilio de las sociedades heridas desde la corresponsabilidad”. “Un acto de caridad indispensable dirigido a realizar una sociedad de modo que el pobre no tenga que padecer miseria” (FT 186). Trata de “generar procesos sociales de fraternidad y justicia que permitan modificar las condiciones sociales que provocan tanto sufrimiento”.  

Armando Cester finalizó su intervención señalando que “estamos invitados a convocar y encontrarnos en un “nosotros”, hace falta varios que levanten al herido, hace falta que haya unas estructuras (un posadero), busquemos otros y hagámonos cargo de la realidad que nos corresponde sin miedo al dolor y a la impotencia, porque ahí está todo lo bueno que Dios ha sembrado en el corazón del ser humano”. “Las dificultades que parecen enormes son la oportunidad para crecer y no la excusa para la tristeza que favorece el sometimiento”. “Pero no lo hagamos solos, individualmente: el samaritano buscó un hospedero que pueda cuidar de aquel hombre”. “Nosotros estamos convocados a buscar y encontrar  un “nosotros” que sea más fuerte que la suma de las pequeñas individualidades”. “No se trata de cubrir necesidades sino de rehacer comunidades desde la compasión samaritana”. “La parábola nos muestra iniciativas para construir comunidades samaritanas”. “Esas comunidades, desde el “nosotros”, se hacen cargo de la fragilidad de los demás”. 

“En una sociedad que favorece la “cultura del descarte”, el Papa nos invita a trabajar por una cutlura del “nosotros”, es clave fundamental para vivir la fraternidad universal”. “Es una invitación a crear un sueño común que invite a todos, cumpliendo así el itinerario del “yo” al “nosotros” y del “nosotros” al “todos”.  

Armando Cester: «el Papa nos invita a trabajar por una cutlura del “nosotros”, es clave fundamental para vivir la fraternidad universal”. “Es una invitación a crear un sueño común que invite a todos, cumpliendo así el itinerario del “yo” al “nosotros” y del “nosotros” al “todos”.

Concluyó señalando, recordando una vez más las palabras de Francisco, que “la hoja de ruta samaritana es todo un proceso cuyo inicio es pararse ante los que están al costado de la vida, continúa por ver y escuchar al que se ha caído para acoger y acompañar y conduce a crear una comunidad samaritana, signo y anticipo del Reino de Dios, comprometida con la construcción de una sociedad más humana y justa e inclusiva”. 

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