El pasado lunes, día 28 de noviembre tuvo lugar una nueva sesión del curso anual de Teología, organizado por el Instituto Diocesano de Estudios Teológicos para Seglares, con la ponencia a cargo del P. Juan-Jesús Bastero Monserrat, SJ, bajo el título «Una mirada científica de la Laudato Si’»
La ponencia del Padre Bastero se dividió en dos partes, una primera, titulalada “lo que nos dice la Biología”, dedicada a recordar “lo que nos dicen las ciencias experimentales y especialmente la biología sobre los principios básicos fundamentales de la ciencia”; una segunda, dedicada más especialmente a la encíclica, aportando los acentos más relevantes del documento en relación con la ciencia.
1. El ser vivo es una realidad natural
Respecto a la primera de dichas partes, inició su explicación señalando que “el ser vivo es una realidad natural, constituido por los mismos elementos que el universo, en continuo intercambio con su ambiente, que realiza por sí mismo funciones distintas de las del medio y con un cierto grado de autonomía frente al ambiente. No obstante, precisó que no cualquier ambiente permite el desarrollo de los organismos, no cualquier cambio ambiental puede ser asumido y, por ello, se han producido varias extinciones.
2. Visión de conjunto de la Biosfera
La visión de conjunto de la Biosfera -señaló Bastero- es algo más que la visión de conjunto del ser vivo. En esta visión nos encontramos con una evidencia patente: “no existen monocultivos en la naturaleza; bien al contrario, lo que existe es una gran biodiversidad”. Esta biodiversidad garantizar el aprovechamiento de la energía, ya que la radiación solar es recibida por los productores primarios (que realizan el ciclo clorofílico), estos dan sustento a los herbívoros, los herbívoros a los carnívoros, y cuando todos estos seres mueren, multitud de organismos y microorganismos degradan sus restos orgánicos. “Con lo cual -explicó- el ciclo no se cierra del todo porque no se devuelven energía del sol, pero sí que se completa el aprovechamiento de la energía del sol.” “La vida es enormemente plural, hay un flujo de energía que tiene esta dirección y no puede tener otra, y esa situación no puede cambiarse”, concluyó.
“El equilibrio de este sistema es muy delicado”. “La Biosfera es la compleja red de organismos relacionados entre sí y con el medio no vivo, con un continuo flujo de energía cuyo equilibrio es muy delicado”.
“La Biosfera es la compleja red de organismos relacionados entre sí y con el medio no vivo, con un continuo flujo de energía cuyo equilibrio es muy delicado”.
3. Definición y rasgos de la especie humana
A continuación, el Padre Bastero ofreció una definición de ser humano desde la perspectiva biológica. Para el ponente, el ser humano sería, desde el punto de vista biológico, “un mamífero primate con máximo grado de inteligencia, capaz de modificar su ambiente en grado sumo, capaz de lenguaje simbólico y de expresión artística, capaz de organización social global, capaz de agresión letal a los miembros de su propia especie y capaz de arriesgar su vida por ellos”.
Dada su intrínseca dimensión social, ha expresado, desde su interioridad, la valoración ética de su conducta, con estos pares de contrarios: Justicia vs. Injusticia, Verdad vs. Mentira, Bondad vs. Malicia, Servicio vs. Prepotencia, Compasión vs. Crueldad, Amor vs. Odio. “Hay una intrínseca llamada hacia la justicia desde dentro del ser humano por ejemplo, un niño pequeño, que no ha estudiado ética, sabe cuando le engañan o no le engañan, cuando le han tratado con cariño o no ha sido así, lo vive y lo experimenta con nitidez”, señaló.
Pero, a diferencia de otras especies animales depredadores, “es capaz de agredir a sus semejantes hasta la muerte, por, entre otros motivos, defender su territorio, adquirir mayor riqueza o por intolerancia ideológica cuando ve amenazado su poder”. “El ejemplo más claro de esta última causa de violencia es Jesús, crucificado por aquellos que vieron amenazado su poder”, indicó.
Por último, cuando vemos en conjunto la evolución cultural de la humanidad no podemos dejar de reconocer un gran progreso técnico científico. También un progresivo respeto a los derechos básicos, también en el sentido democrático, aunque concurre, igualmente, una palmaria desigualdad en la calidad de vida entre subpoblaciones, y también una persistencia de conductas crueles y agresivas con sus semejantes.
SEGUNDA PARTE: ALGUNOS ACENTOS EN LA LAUDATO SI’
4. Punto de partida de esta reflexión: posible evolución negativa de la humanidad (Cf. 104).
La segunda parte de la ponencia se encontró dedicada a “algunos acentos en la Laudato si’” desde el punto de vista científico. El punto de partida a destacar de la encíclica es la posible evolución negativa de la humanidad (Cf. 104). “Si nos paráramos y viéramos hasta dónde ha llegado la humanidad entera, podemos preguntarnos hacia donde nos encaminamos”. “Pero, a pesar de posturas catastrofistas, lo cierto es que puede haber una evolución negativa”. Este escenario estaría caracterizado por un aumento de la conducta agresiva (destrucción nuclear masiva y la selección racista de los supuestamente más aptos, con el consiguiente exterminio de los demás), el endurecimiento de las fuerzas del mercado que causaría la eliminación de poblaciones tercermundistas, la inercia frente a la situación actual, sin modificar el rumbo de la producción industrial ni del tratamiento de residuos”. “Hay quien asegura la desaparición de nuestra especie y de otras muchas, y la pervivencia de los millones de microorganismos bacterianos”, indicó.
5. Constatación básica (Cf. 114, 136).
“De lo dicho se puede plantear una constatación básica (Cf. 114, 136), el prisma, el punto de mira para leer la encíclica. El dato científico es indispensable (dice el Papa), para tener opinión fundada de la situación y para conocer las probables consecuencias futuras. “Debemos tener presentes los datos de la ciencia, pero por sí solo, no incluye la dimensión ética propia del ser humano”. “Todo mi empeño al hablar de estas cuestiones ha sido reinvindicar el papel de la ciencia, pero solo con la ciencia no arreglamos la convivencia humana mundial”. “Nos hace falta un motor que impulse todos los recursos científicos para ponerlos en marcha en una determinada dirección de salvar la Tierra o curar las heridas de la Tierra”. “nosotros tenemos la capacidad de curar las heridas de la Tierra pero no solo con la ciencia”, aseveró. “Hace falta un motor interior, de la conciencia humana, en favor de unos valores que van más allá de la ciencia, de la economía y del poder”. “La sola ciencia no es suficiente para decidir una actuación que mire al futuro. Hay que activar otros resortes propios de la persona, tales como la conecia de que la Tierra, la Biosfera y nosotros formamos un too indivisible, el sentido de justicia, solidaridad y compasión, y la capacidad de amar a nuestros semejantes logramos una situación mejor para todos”
“La sola ciencia no es suficiente para decidir una actuación que mire al futuro. Hay que activar otros resortes propios de la persona, tales como la conciencia de que la Tierra, la Biosfera y nosotros formamos un too indivisible, el sentido de justicia, solidaridad y compasión, y la capacidad de amar a nuestros semejantes logramos una situación mejor para todos”
6. Varias consideraciones
Planteó igualmente la cuestión sobre la referencia a “dominar la creación” que aparece en el Libro del Génesis: “Procread y multiplicaos, y henchid la tierra y sometedla, y domind en los peces del mar, y en las aves del cielo y en todo animal que bulle sobre la tierra” (Gn 1,28). El Padre Bastero advirtió, en primer lugar, la extremada antiguedad del relato del Génesis, que impide una traslación automática a la realidad actual. Cuando en el relato del Génesis (Gn 1,22), en boca de Dios, se dice “creced y multiplcaos”, la frase aparece dirigida a los peces y al ser humano; con una diferencia. A los peces les dice “procread y multiplicaos y henchid las aguas de los mares” y a las aves, “mulitplíquense” (Gn 1,22), pero al ser humano incluye el mandato de “dominad en los peces del mar, y en las aves del cielo y en todo animal que bulle sobre la tierra” (Gn 1,28). “Pero el hombre no es Dios”, advirtió el ponente y, aunque la sucumbir a la tentación de la serpiente quiere igualarse y coger las riendas del universo como si fuera Dios y, entonces, quiebra su dignidad, tiene que reconoce que su papel es administrar la Tierra”. “Creo que lo mejor que podemos hacer como servicio al conocimiento de la Palabra de DIos es decir que somos administradores de la Tierra”. “Por ello, el comportamiento prepotente es contrario al buen administrador”.
“No somos dueños sino meros administradores de la Tierra”.
Recoge en su explicación las palabras de Laudato si’ en este sentido: “Una presentación inadecuado de la antropología cristiana pudo llegar a respaldar una concepción equivocada sobre la relación del ser humano con el mundo” (n.116). “… Una mala comprensión de nuestros propios principios a veces nos ha llegado a justificar el maltrato a la naturaleza o el dominio despótico del ser humano sobre lo creado…” (n.200). “Si el ser humano se declara autónomo de la realidad y se constituye en dominador absoluto… el hombre suplanta a Dios y con ello provoca la rebelión de la naturaleza” (n.117).
El polo opuesto a esta consideración podría ser el “biocentrismo” (Cf. 118), es decir, poner en el centro de todo los organismos vivientes, sean cuales sean. El ser humano sería un organismo viviente más, que considera al hombre mero producto del azar del proceso evolutivo, igualdad a la demás especies. Prueba son varios textos de la Declaración de los Derechos del Animal (1978) a los que hizo referencia el ponente: “Todo los animales nacen iguales ante la vida y tienen los mismos derechos a la existencia” (art. 1), “todos los animales tienen derecho a la atención, a los cuidados y a la protección del hombre” (art. 2c) y “los derechos del animal deben ser defendidos por la ley, como lo son los derechos del hombre” (art. 14b). Incluso, se estableció el 10 de diciembre para reivindicar los derechos de animal, que coincide con la fecha en la que se firmó la Declaración Universal de los Derechos Humanos (10 de diciembre de 1948).
Junto con esto, el ponente ofreció textos de la Iglesia Católica que se refieren al ámbito de los animales. En concreto, se refirió a textos del Catecismo: (…) Los animales, como las plantas y los seres inanimados, están naturalmente destinados al bien común de la humanidad pasada, presente y futura. (…) n.2415; “Dios confió los animales a la administración del que fue creado por él a su imagen. (…) Los experimentos médicos y científicos en animales son prácticas moralmente aceptables, si se mantienen en límites razonables y contribuyen a cuidar o salvar vidas humanas. n.2417 y “es contrario a la dignidad humana hacer sufrir inútilmente a los animales y sacrificar sin necesidad su vidas. Es también indigno invertir en ellos sumas que deberían remediar más bien la miseria de los hombres (…). [n. 2418].
Frente a estos extremos, por una parte, el peligro del despotismo del hombre sobre la naturaleza; por otra, el biocentrismo; planteó el Padre Bastero una reflexión sobre la razón de tener que intervenir: “la Tierra es un sistema finito” (cf. 106). “Por su propia naturaleza, todos los procesos físico-químicos, si no son alimentados de alguna manera, de energía desde fuera, tienden al cero, al aumento de entropía” (por ejemplo, la oxidación de una lata de conserva y su desaparición progresiva por las inclemencias del tiempo). Se refirió a las reflexiones realizadas en este sentido pro la encíclia: “La Tierra, sistema abierto a la energía del Sol pero finto en sus recursos. Los ecosistemas también son finitos, pero reciclan la materia (LS 22), las consecuencias graves de la explotación de agua, selvas, bosques, especies marinas (LS 27, 28, 30, 32, 40), las consecuencias del uso de combustibles fósiles: carbón, petróleo (LS 26). Señala el documento: “El equilibrio de la Biosfera es muy delicado”, haciendo referencia a las consecuencias de un posible aumento de la temperatura media de la Tierra (LS 24).
7. Llamada profética del papa Francisco
Frente a este panorama, se presenta la llamada profética del Papa Francisco. El nivel de vida de primer mundo, sería imposible para todos: un veinte por ciento consume lo que otros necesitan (LS 95). El desperdicio de alimentos, “que nos duele cada vez más”. Se refirió a determinados movimientos en Zaragoza que promueven el reparto y el aprovechamiento de los alimentos. Mencionó igualmente el peligro de violencia y guerra por razón de la escasez de alimento (LS 57, 204). Reprodujo las palabras del Papa Francisco respecto a formas de desarrollo sostenible y “aceptar cierto decrecimiento” (LS 191-193). Recordó, en este sentido, la propuesta de Serge Latouche en torno al decrecimiento. “El recortar de nuestros niveles de vida sin perder el bienestar”. Es mencionado igualmente, por el Papa en su documento.
Otras frases: “Expreso que la Iglesia no pretende definir las cuestiones científicas ni sustituir a la política, pero invito a un debate hontesto y transparente, para que las necesidades particulares o las ideologías no afecten al bien común” (LS 188). Incluyó la referencia de la Encíclica dirigda a seminarios y casa religiosas de formación, “ampliable a otros centros de enseñanza”, a los que invita a educar para una “austeridad responsable”, para la “contemplación agradecida del mundo” y para el “cuidado de la fragilidad e los pobres y del ambiente” (LS 214).
En última instancia, el papa Francisco nos llama una auténtica “conversión ecológica”. El Padre Bastero mencionó esta conversión como un auténtico «cambio de mentalidad”, en el sentido de “vuélvete”, “no dar la espalda”, tan propio de la imagen matrimonial de los textos bíblicos. “Ese volverse y mirarse”, “esa es la conversión, el cambio de actitud, del que se va a seguir una conducta nueva”, explicó.
“Ese volverse y mirarse: esa es la conversión, el cambio de actitud, del que se va a seguir una conducta nueva”
“Vivimos encerrados en nuestro bienestar y le estamos dando la espalda a la Tierra, gracias a l cual vivimos”, recordó aludiendo nuevamente al texto del Papa Francisco. “El Papa nos anima a gestionar la Tierra de un modo más acorde con la dignidad de la persona humana”.
“En esta conversión ecológica hace falta una “mística”, no basta con doctrinas e ideologías”. “Esto es muy importante: es curioso que el mensaje central de esta conferencia es que la ciencia es importante, es indispensable pero no basta para la conversión ecológica; hace falta la instancia ética, personal y comunitaria, para paliar una situación injusta con el planeta”. En este sentido, recalcó que “la mística va más allá de la ideología, e implica la esperanza, el amor y la fe”. Por eso, “vivir la vocación de proteger la creación no es algo opcional -sino sustancial- en la experiencia cristiana” (LS 217). Por ello “nos hace falta la conciencia de un origen común, de una pertenencia mutua y de un futuro compartido por todos” (LS 202).
Destacó también la referencia a los jóvenes en este proceso: “Muchos jóvenes tienen una nueva sensibilidad ecológica y son generosos y luchadores”. “Pero han crecido en un contexto de altísimo consumo y bienestar que vuleve difícil el desarrollo de otros hábitos” (LS 209). Es, por ello, necesario “un nuevo estilo educativo que fomente una “ciudadanía ecológica” (LS 211). “A problemas sociales se responde con redes comunitarias”. No basta la conversión individual, es necesaria una “conversión comunitaria” (LS 219).
Como conclusión, el Padre Bastero recordó que el Papa, incorporando el saber de la ciencia, alza su voz cuajada de esperanza desde la visión cristiana de la humanidad y del universo entero. Sus palabras pueden ser aceptadas por muchos no cristianos que vibran ante propuesta de acción humanizadora de la sociedad. El cristianos no nos xeime de la tarea de cuidar y mejorar la Tierra en que vivimos y de la que somos sólo administradores”.
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