En el año 2019, el Papa Francisco dirigió un carta «a todos los jóvenes economistas, emprendedores y emprendedoras de todo el mundo» para promover un evento que le permitiera «encontrar a quienes hoy se están formando y están empezando a estudiar y practicar una economía diferente, la que hace vivir y no mata, que incluye y no excluye, que humaniza y no deshumaniza, que cuida la creación y no la depreda». «Un evento que nos ayude a estar juntos y conocernos, que nos lleve a hacer un «pacto» para cambiar la economía actual y dar un alma a la economía del mañana».

El Papa proponía «re-animar» la economía, en aquella misiva escrita hace tres años y que se ha materializado ahora, el pasado 24 de septiembre de 2022, en Asís, «símbolo y mensaje de un humanismo de fraternidad», «iconologías de una cultura de paz» siguiendo las palabras de San Juan Pablo II y que el Pontífice proponía como «lugar inspirador de una nueva economía de la paz».

En el acto participaron numerosas personas jóvenes, estudiantes de economía, la empresa y el emprendimiento, procedentes de más de cien países, que testimoniaron múltiples iniciativas y propuestas en la línea de la «economía de Francisco».

En su intervención, el Papa Francisco admitió que a los jóvenes les ha tocado vivir «en una época que no es fácil»: «Nuestra generación les dejo -señala Francisco- en herencia muchas riquezas, pero no hemos sabido cuidar el planeta y no estamos cuidando la paz». «Ustedes están llamados a convertirse en artesanos y constructores de la casa común, una casa común que está «cayendo en la ruina». «Una nueva economía, inspirada en Francisco de Asís, hoy puede y debe ser una economía amiga de la tierra y una economía de paz».

El Papa Francisco reivindicó el importante papel de los jóvenes en este nuevo contexto: «de hecho, -reconoció- cuando a la comunidad civil y a las empresas les faltan las capacidades de los jóvenes, toda la sociedad se marchita, y la vida de todos se apaga. Falta creatividad, falta optimismo, falta entusiasmo. Una sociedad y una economía sin jóvenes son tristes, pesimistas, cínicas. Pero gracias a Dios ustedes están: no sólo estás mañana, sino que están hoy: no son sólo el «todavía nos», son también el «ya», son el presente».

La situación no permite retrasos ni posposiciones: «La situación esta que no podemos sólo esperar a la próxima cumbre internacional: la tierra arde hoy, y es hoy cuando debemos cambiar, en todos los niveles». Un cambio que pasa por «abandonar las fuentes de energía fósiles, para acelerar el desarrollo de fuentes de impacto cero o positivo». «Es necesario un cambio rápido y decisivo» «¡Cuento con ustedes» !No nos dejen tranquilos, y dennos el ejemplo!, emplazó a los jóvenes. Aludió igualmente al «grito de los pobres», recordando sus palabras en «Laudato si»: «No todas las soluciones medioambientales tienen los mismos efectos sobre los más pobres, y, por lo tanto, hay que preferir aquellas que reducen la miseria y las desigualdades. Mientras intentamos salvar el planeta, no podemos descuidar al hombre y a la mujer que sufren. La contaminación que mata no es sólo el del dióxido de carbonado, la desigualdad también contamina mortalmente a nuestro plantea». Lo pobres deben convertirse en «protagonista del cambio».

Tres fueron las indicaciones finales de Francisco: «mirar el mundo a través de los ojos de los más pobres», «no olvidarse de los trabajadores y crear trabajo» y «la encarnación, un compromiso concreto y cotidiano». «Pero para tener los ojos de los pobres y de las víctimas hay que conocerlos, hay que ser sus amigos. Y, créanme, si se hacen amigos de los pobres, si comparten su vida, también compartirán algo del Reino de Dios, porque Jesús dijo que de ellos es el Reino de los cielos, y por esto son bienaventurados.  Y lo repito: que sus elecciones cotidianas no produzcan descartes.»

En este mismo acto, el Papa firmó un «pacto» con los jóvenes en el que éstos se comprometen a entregar su vida para que la economía de hoy y de mañana se convierta en una economía regenerada por la Palabra de Dios»: «Una economía de paz y no de guerra, una economía que contrasta con la proliferación de armas, especialmente las más destructivas, una economía que cuida la creación y no la saquea». «Una economía al servicio de la persona, de la familia y de la vida, respetuosa con cada mujer, hombre, niño, anciano y especialmente con los más frágiles y vulnerables, una economía en la que el cuidado sustituye el desalarte y la indiferencia, una economía que no deja a nadie atrás, para construir una sociedad en la que las piedras descartadas por la mentalidad dominante se conviertan en piedras angulares». «Nosotros -concluye el pacto- creemos en esta economía. No es una utopía, porque ya la estamos construyendo. Y algunos de nosotros, en mañana especialmente brillantes, ya hemos vislumbrado el comienzo de la «tierra prometida».

 

Más información: https://www.vaticannews.va/es/papa/news/2022-09/papa-francisco-asis-nueva-economia-pobres-trabajo.html

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