D. Francisco Martínez, Presidente vitalicio del Centro Berit y Director del Instituto Diocesano de Estudios Teológicos para Seglares, ha dirigido esta mañana el tradicional Retiro de Cuaresma, organizado por esta Asociación de fieles.
D. Francisco ha recordado que este retiro “responde a una tradición que se remota a los comienzos de Berit”. Ha recordado que “siempre, en todas las Cuaresmas, nos hemos implicado como comunidad de tal manera que la asistencia y participación ha sido prácticamente unánime”.
A continuación se enumeran algunas ideas sobre las que ha versado la meditación en esta ocasión.
1. “Cuando hay dificultades es porque Dios quiere algo, algo en la línea de lo que Él asumió de palabra y de obra”.
D. Francisco ha recordado que “cuando vienen las dificultades son para superarlas, no para sucumbir; forman parte constitutiva de la fe, de la esperanza y de la caridad”. “Cuando hay dificultades es porque Dios quiere algo, y algo en la línea de lo que Él asumió de palabra y de obra”.
“Nadie como Cristo tuvo dificultades: se hizo presente en la tragedia de la cruz porque esta representaba la obediencia a Dios”. En sentido, ha señalado que “es necesario que sepamos discernir para no sucumbir a razones subjetivas, sino para vivir la obediencia de la fe”.
“El contexto de la Cuaresma -indicó- nos dice lo más increíble que ha sucedido y sucederá en la historia: el Hijo de Dios tomó carne para poder afrontar las dificultades, para poder sufrir, se revistió de capacidad de sufrir”. Aludiendo al Evangelio del día, recordó que “las tentaciones de Jesús son exactamente nuestras dificultades y Él las venció y nos enseñó el camino para vencerlas nosotros”.
Pidió a los presentes “dejar libre la libertad para ponerla a disposición de Cristo, para seguir la voluntad de Cristo”. “Si esto es así, “la dificultad supone un nuevo tramo más válido y valioso en tu vida. Y hay que subirlo”, añadió.
2. “No es una meditación, es una experiencia divina; dejaos transformar”
D. Francisco inició su intervención advirtiendo que la suya es “una meditación afectiva, dirigida al corazón, para mover y conmover la sensibilidad”. “No es una meditación al estilo de las reflexiones largas” y animó a los presentes a detenerse en aquello que nos dice algo”. “Yo quisiera -señaló- que, como el arco voltaico, los puntos choquen y salte la luz, yo quisiera que os pongáis en contacto con Dios. Sí, en contacto con Dios. No es una meditación, es un contacto divino. Es una experiencia divina. Dejaos tocar, dejaos quemar, dejaos transformar; esto es lo que intentamos hacer esta mañana que tiene, por tanto, resonancia de eternidad”.
No es una meditación, es un contacto divino. Es una experiencia divina. Dejaos tocar, dejaos quemar, dejaos transformar por Dios; esto es lo que intentamos hacer esta mañana que tiene, por tanto, resonancia de eternidad”.
3. “Cristo está aquí contigo, dentro de ti, lo demás no importa”
“Cristo está aquí contigo, dentro de ti, lo demás no importa”. Recordó que “esto es lo decisivo: el encuentro con Cristo, la experiencia con Cristo. Hay un capítulo sublime que son los toques a Cristo en el Evangelio, como la mujer que padecía flujos de sangre: “alguien me ha tocado”. Se trata de la fe, de tener una experiencia viva, de una experiencia de Dios, no de ideas “sobre Dios”, sino “de Dios”.
Se trata de tener una experiencia efectiva de Dios, no meramente ideas “sobre Dios” o “de Dios”.
4. “Soy el amor que doy. Soy solo si amo y en tanto que amo”
D. Francisco animó a “hacer todo alrededor de una clave evangélica del amor”. “Soy el amor que doy -señaló- Soy sólo si amo y en tanto que amo. Lo demás no cuenta, no existe. No tiene futuro. Solo el amor tiene futuro. Soy el amor que doy.”
Puedo tener una identidad ante mis amigos y familiares, ante los otros, “pero ante Dios- indicó- soy solo el amor que doy, lo demás no sirve, no cuenta. Y esta es la verdad del Evangelio y sería también la verdad del mundo porque todo el mundo valora el amor”.
Ante Dios soy solo el amor que doy, lo demás no sirve, no cuenta.
5. “No puedo solo hacer cosas buenas, no puedo ir por libre. Tengo que hacer lo que tengo que hacer”
Señaló igualmente que no debemos de hacer solo “cosas buenas”, el reto evangélico, lo que se nos exige es, más bien, “hacer lo que hay que hacer” y esto lo determina el entorno en el que nos encontramos cada uno. “El hombre es un plus maravilloso porque Dios ha decidido amar el mismo en el amor del creyente. Soy, en el plan de Dios, en la voluntad de Dios, en la creación de Dios, soy un “plus” maravilloso, porque Dios ha decidido amar, Él mismo, desde ti y en ti”.
Soy, en el plan de Dios, en la voluntad de Dios, en la creación de Dios, soy un “plus” maravilloso, porque Dios ha decidido amar, Él mismo, desde ti y en ti”.
6. “Dios es totalidad, nunca disminución. ¿Y tú?”
Explicó D. Francisco que “Dios es siempre totalidad, nunca disminución. Recordó los textos bíblicos del Antiguo Testamento: “Dios crea al hombre para que ame “con todo el corazón, con toda el alma, con todas las fuerzas, con todo el ser”. «No hay palabras más totales en el Antiguo Testamento – indicó-. Así piensa Dios, porque nadie mejor que Él sabe que somos el amor que tenemos. Para Dios esto es cierto porque Dios es amor y tú solo eres lo que Él en ti, amor. Dios se da, Él mismo y del todo, Dios se da y del todo».
Preguntas para la reflexión:
¿Te das a ti mismo/a del todo?
¿Das lo mejor de ti?
¿Te reservas?
¿Te haces ausente?
7. “La presencia de Dios tiene lugar, sobre todo, en la dificultad.”
Recordó D. Francisco que “la presencia de Dios tiene lugar, sobre todo, en la dificultad”. “Las dificultades vienen para probar cómo es nuestra fortaleza. No podemos disminuir, ausentarnos, no podemos hablar la ausencia”. “Dios se da del todo y no tienen pena de disminuir. Dios es don, es entrega y no siente disminución y no siente tristeza en darse, porque en Dios, darse es expandirse, es ser”.
Preguntas para la reflexión:
¿Me doy a mí mismo?
¿Doy lo mejor de mí?
¿Cuando doy o me doy, apelo a la disminución?
8. “Algo muere en mí si, no amando lo debido, estoy tranquilo”.
“En esta línea, -señaló D. Francisco- la insensibilidad es trágica. No ser sensibles a estas verdades que son el néctar el Evangelio es un fenómeno de muerte. Algo muere en mí si no amando lo debido estoy tranquilo. Porque el mal, no es solo el mal, sino la falta de conciencia del mal. Eso es lo trágico”.
9. “El “yo” siempre es hechura del “tú”
Explicó D. Francisco que el “yo” es siempre hechura del “tú”. Nadie puede decir “yo” si antes no ha tenido un “tú”, un “tú” comunicativo. El “yo” siempre es hechura de un tú.”
“Dios no nos da las sobras, nos da lo mejor. No nos da lo que “tiene”, sino lo que “es”.“
Tener mi yo donado es la verdad central de la vida. Lo que me reservo es la basura, lo que doy y me doy es lo que está mi haber o en mi yo. Vivimos el tráfico del estrés, atolondrados. Es una verdad eterna, el néctar del Evangelio: Dios se da él mismo y del todo y no tiene pena dándose creyendo que dándose mucho disminuye. El “yo” siempre es hechura del “tú”.
El que se da no solo es sino que crea y recrea.
“No valen excusas -señaló-. Nada es excusa para el amor: ni la pandemia, ni la vida, ni la muerte. Dios es amor. Si en él desaparece el amor, se desvanece Dios y en ti también. Eres lo que amas y en tanto que amas. Dios da las dificultades para crecer, no para esconderte.
Preguntas para la reflexión:
¿Tengo donado lo mejor de mí?
10. “Dios me ha diseñado no para que trabaje en forma solitaria, sino con Él y en Él”.
“Dios me ha diseñado no para que trabaje en forma solitaria, sino con Él y en Él. Dios ha decidido tomar parte de mí, Dios está en mí. Quiere sintonizarme con Él. Dios es lo mejor de mí, actuando yo, ha querido actuar Él. Se me da para que yo le dé. Cuando doy cosas grandes o pequeñas resulta que en el fondo estoy dando a Dios, soy comunicador de Dios.”
Ante la dificultad muchos optan por desaparecer y Dios piensa lo contrario.
¿Tengo conciencia evangélica de que esto es el néctar del Evangelio, de Dios. Dios no se esconde en la dificultad, en la más grande. «
“Dios nos manda amar y nos capacita a amar, sobre todo en la dificultad. La Madre Rafols, cuando tuvo dificultad, salió a las trincheras, y se fue al cuartel general del francés, a pedirle alimentos y medicamentos. No se valoró a ella misma, no tuvo miedo, afrontó la dificultad. Y Cristo también, “Por un martirio tengo que ser martirizado y cómo me angustio hasta que esto suceda”. No tuvo miedo.”
No tener miedo forma parte sustancial de la esperanza cristiana.
Dios me ha diseñado no para que trabaje de forma solitaria sino con Él y en Él. Dios es lo mejor de mí, lo más mío de lo mío y se me da para que yo me dé.
Preguntas para la reflexión:
¿Vivo mi entrega de forma entusiasmada?
¿Me entusiasma la dificultad?
¿Me hago más presente cuando la dificultad acucia?
¿Soy persona que se reserva?
¿Practico la ausencia irresponsable caprichosa y fría?
11. “Dios nos manda amar y nos capacita para amar, sobre todo en la dificultad”
«Dios nos manda amar y nos capacita para amar. Dios nos capacita para amar. Sobre todo en la dificultad. Debes hacer lo que puedes y pedir lo que no puedes para poder. Pero el cristiano puede siempre: “os daré un corazón nuevo” (Ez 36,26). El corazón del cristiano es nuevo, inédito, es distinto. “El amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos ha sido dado” (1 Cor 2,10).
Preguntas para la reflexión:
¿Acojo su amor y lo activo en mí?
«El Espíritu lo sondea todo hasta lo más profundo de Dios, sin no puedo, acojo su amor y lo activo en mi tienes el amor de Dios en tu vida. El problema es cómo activarlo.»
Cuando dices o piensas «no puedo», «no sé», «tengo miedo»… dices una verdad, pero el amor de Dios, del Dios, Él mismo, lo deposita en nuestros corazones.
12. “Amar menos es una especie de suicidio”
“Hablan de la estadística actual de los suicidios. Amar menos es una especie suicido. Amar menos es el gran suicidio porque además de la muerte está la inconsciencia.”
“Las razones del mundo me dicen que tengo que ser prudente, es decir, escondido, privado, reservado, inoperante, inactivo, irresponsable. El cristianismo se fundamenta sobre el más trágico heroísmo, la muerte de un Dios en la cruz. No hay cosa mayor. La cruz de Cristo, que es el acontecimiento supremo, una lección para todos nosotros. “Si alguno quiere venir en pos de mí, tome su cruz y me siga”. La cruz está todos los días. La cruz la tenemos cada día, a cada hora. No podemos desertar.
Amar menos es una autentico suicidio referente a la vida eterna.”
13. “Desistir del crecimiento es negación de la fe. Amar es crear futuro”.
“Desistir del crecimiento es negación de la fe. Amar es crear futuro, hacerse presente en Él. Hacerse presente en la dificultad para que nunca la dificultad me ausente de la vida. Hay quienes necesitan cualquier migaja de mentira para amar la ausencia, para abdicar de la lucha. Perder la ilusión es negar la esperanza y, sin esperanza, no hay Dios. Encallecer en la decepción o en la pasividad es fosilizar el amor y es expresión de agnosticismo.” “A mí no me preocupan solo los que dicen que Dios no existe -señaló D. Francisco- sino aquellos que tachan a Dios de su vida porque no practican la esperanza en la dificultad.”
14. “Mi falta de amor impide a Dios ser Dios y hacer de Dios.”
“Quien no ama, niega a Dios porque disminuye él mismo, como imagen de Dios. Yo soy la disminución de Dios siempre que no tengo esperanza en la dificultad. Mi falta de amor disminuye a Dios porque no le dejo en mi vida ser y hacer de Dios, mi falta de amor impide a Dios ser Dios y hacer de Dios. Disminuir a los otros, que no serán lo que deberían ser, porque yo estoy escondido, no le permito a Dios ser el Dios de su vida. Y me disminuye a mí que no estoy siendo. Cada vez que rechazo a Dios en la dificultad yo no soy el que es, el que debe ser.”
El engaño de la vida es que cuando vienen dificultades las tomamos como excusa contra Dios. Pero cabe hacerse una pregunta que la tomo aquí y que es de San Juan de Dios: “De uq´em aprovecha hacer una cosa si Dios me pide otra? ¿De qué me aprovecha que yo haga algo si Dios me pide que haga otra cosa? ¿Qué me pide Dios y que me piden los otros en la vida?
Dios no me pide que me esconda, no me pide la privatización de la vida
Preguntas para la reflexión:
¿De qué me aprovecha hacer una cosa cuando Dios me está pidiendo hacer otra?
¿Qué me pide Dios y que me piden los otros?
“Todo lo que hacemos es para un fin. No hay que hacer cosas, que sobre todo respondan a mí, porque Dios merece mi vida. Dios merece mi amor.»
Dios merece mi existencia con dificultades. Porque eres afecto a Dios, porque Dios te ama, fue necesario que la prueba te tentase.
15. “Deja a Dios que se haga presente, Él lo quiere”.
D. Francisco concluyó su meditación con la siguiente reflexión: “Deja a Dios que se haga presente, Él lo quiere. Dios quiere hacerse presente en tu consciencia. Déjale, siéntelo. Está más dentro que tú. Es lo mejor de ti. No te roba. La disminución no tiene nada que ver con Dios. Dios es valentía, fortaleza, coraje. La verdad total. Lo que nos ha dicho desde el principio. Con todo el corazón, con toda al alma, con todas las fuerzas, con todo el ser. En el primer anuncio de la Biblia el problema de la totalidad ya se ve claro. Desde el amanecer de la humanidad Dios dice claramente lo que Él es y lo que quiere. Cristo es total. “Si tu brazo te escandaliza, córtatelo”. Es radical. Es total. Pero esa totalidad es fruto de la gracia. La gracia quita las telarañas de la oscuridad y el moho de la pereza. Para ver bien, necesitamos a Dios. Mira si le preguntas si tú tienes necesidad de Él. “Sin mí, nada podéis hacer”. “Que le Señor sea tu luz y tu fortaleza.”
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