Las oraciones que siguen van orientadas a la oración personal profunda. Para ello es imprescindible el correcto manejo del misal. En unas ocasiones podrá utilizarse un salmo entero. A veces será suficiente el responsorio. A muchos les será suficiente una sola palabra para hacer una buena oración. En cualquier caso, al utilizar estas fórmulas, pueden ser útiles algunos de los métodos indicados para la oración profunda, por ejemplo:
Jesús en los ojos: lectura;
Jesús en el corazón, comunión,
Jesús en las manos, compromiso.
O también: Salir de mí, ir hacia ti, todo en ti, nuevo por ti.
I. LOS TEMAS ESPIRITUALES DE LA LITURGIA
La oración ha de ser siempre realista. Por eso, antes de presentar las fórmulas de la oración, señalamos los grandes temas espirituales que comporta la liturgia de la Navidad y los valores humanos y evangélicos que el creyente ha de ir encarnando en la oración y en la vida.
- EL MENSAJE EVANGÉLICO
* Dios se hace misericordiosamente presente en la historia.
* Dios se hace carne por nosotros y con nosotros.
* Dios, en Cristo, ama y se entrega hasta el extremo.
* Dios nos revela su intimidad profunda.
* Dios, en Cristo, se hace solidario de nuestro mal y nos redime haciéndose
víctima.
* Dios, en Cristo, ha consagrado la vida humana.
* Dios nuestra Luz: en su Luz veremos la Luz.
* Cristo es nuestra paz y reconciliación universal.
* Cristo anuncia la alegría radical.
* Todo hombre tiene dignidad divina.
* Se han roto las fronteras: hermanos de todos, aun de los alejados y enemigos.
* No es lícito considerarnos superiores a los demás.
* Vivir no es provecho propio, sino de los demás.
* Caminar en la novedad de vida.
* Trabajar siempre por la paz.
* El compromiso preferencial por los pobres.
* Irradiar la Luz: todos somos evangelizadores.
* Glorificar y dar gracias a Dios.
- LOS VALORES HUMANOS Y EVANGÉLICOS QUE COMPORTA LA NAVIDAD
a) Humildad. Modestia. Sencillez. Pobreza. Sobriedad. Sentido de dependencia. Disposición a la subordinación.
b) Misericordia. Solidaridad. Sentido de la dignidad de todo hombre. Sociabilidad. Sensibilidad. Delicadeza. Disposición a colaborar. Lealtad y fidelidad. Sentido de iniciativa. Conciencia del deber y de la responsabilidad.
c) Alegría. Paz. Bondad. Amor. Naturalidad. Franqueza. Conciencia moral. Disposición a la confianza. Optimismo. Conciencia de misión.
II. RESPONSORIOS BREVES
Misa Vigilia Navidad Cantaré eternamente las misericordias del Señor. Salmo 88
Misa de noche Hoy nos ha nacido un Salvador, el Mesías, el Señor. Salmo 95
Misa de aurora Hoy brillará una Luz sobre nosotros porque nos ha nacido el Señor. Salmo 96
Misa del día Los confines de la tierra han contemplado la victoria de nuestro Dios. Salmo 97
Sagrado Familia Dichoso el que teme al Señor y sigue sus caminos. Salmo 127
29,30, 31 Diciembre Alégrese el cielo y goce la tierra Salmo 95
1 de enero El Señor tenga piedad y nos bendiga. Salmo 66
Domingo 2º Navidad La Palabra se hizo carne y acampó entre nosotros. Salmo 147
2,3,4 enero Los confines de la tierra han contemplado la victoria de nuestro Dios. Salmo 97
5 enero Aclama al Señor tierra entera. Salmo 99
Epifanía Se postrarán ante ti, Señor, todos los reyes de la tierra. Salmo 71
Bautismo del Señor El Señor bendice a su pueblo con la paz. Salmo 28
III. SALMOS RESPONSORIALES
SALMO 88: En la experiencia trágica de la derrota se revela la misericordia y la fidelidad de Dios.
Cantaré eternamente las misericordias del Señor.
Sellé una alianza con mi elegido,
jurando a David mi siervo:
«Te fundaré un linaje perpetuo,
edificaré tu trono para todas las edades».
Dichoso el pueblo que sabe aclamarte:
caminará ¡oh Señor!, a la luz de tu rostro;
tu nombre es su gozo cada día,
tu justicia es su orgullo.
Él me invocará: «Tú eres mi padre,
mi Dios, mi Roca salvadora».
Le mantendré eternamente mi favor,
y mi alianza con él será estable.
SALM0 95: Himno al Señor y Rey que entra en la historia humana para establecer el reino del Padre
Hoy nos ha nacido un Salvador.
El Mesías, el Señor.
Cantad al Señor un cántico nuevo,
cantad al Señor, toda la tierra;
cantad al Señor, bendecid su nombre.
Proclamad día tras día su victoria.
Contad a los pueblos su gloria,
sus maravillas a todas las naciones.
Alégrese el cielo, goce la tierra,
retumbe el mar y cuanto lo llena:
vitoreen los campos y cuanto hay en ellos,
aclamen los árboles del bosque.
Delante del Señor, que ya llega,
ya llega a regir la tierra.
SALMO 96: Himno al Señor y Rey que viene y se revela triunfal para establecer el reino final.
Hoy brillará una luz sobre nosotros,
porque nos ha nacido el Señor.
El Señor reina, la tierra goza,
se alegran las islas innumerables.
Los cielos pregonan su justicia
y todos los pueblos contemplan su gloria.
Amanece la luz para el justo,
y la alegría para los rectos de corazón.
Alegraos, justos, con el Señor,
celebrad su nombre.
SALMO 97: Himno al Señor y Rey que establece su reinado definitivo.
Los confines de la tierra han contemplado
la victoria de nuestro Dios.
Cantad al Señor un cántico nuevo,
porque ha hecho maravillas.
Su diestra le ha dado la victoria,
su santo brazo.
El Señor da conocer su victoria,
revela a las naciones su justicia;
se acordó de su misericordia y su fidelidad
en favor de la casa de Israel.
Los confines de la tierra han contemplado
la victoria de nuestro Dios.
Aclama al Señor, tierra entera,
gritad, vitoread, tocad.
Tocad la cítara para el Señor,
suenen los instrumentos:
con clarines y al son de trompetas
aclamad al Rey y Señor.
SALMO 66: Dios bendice a su pueblo y éste exulta en gozo y alegría.
El Señor tenga piedad y nos bendiga.
El Señor tenga piedad y nos bendiga,
ilumine su rostro sobre nosotros:
conozca la tierra tus caminos,
todos los pueblos tu salvación.
Que canten de alegría las naciones,
porque riges el mundo con justicia,
riges los pueblos con rectitud,
y gobiernas las naciones de la tierra.
¡Oh Dios!, que te alaben los pueblos,
que todos los pueblos te alaben.
Que Dios nos bendiga;
que le teman hasta los confines del orbe.
SALMO 147: Dios creó el mundo por la palabra. Al fin de los tiempos envió a su Hijo para librarnos del destierro y darnos la ciudad santa del cielo.
La Palabra se hizo carne,
y acampó entre nosotros.
Glorifica al Señor Jerusalén,
alaba a tu Dios Sión:
que ha reforzado los cerrojos de tus puertas,
y ha bendecido a tus hijos dentro de ti.
Ha puesto paz en tus fronteras,
te sacia con flor de harina;
él envía su mensaje a la tierra,
y su palabra corre veloz.
Anuncia su palabra a Jacob,
sus decretos y mandatos a Israel;
con ninguna nación obró así,
ni les dio a conocer sus mandatos.
SALMO 99: Himno procesional. Cristo nos introduce en la casa del Padre para darle gracias eternamente.
Aclama al Señor, tierra entera.
Servid al Señor con alegría,
entrad en su presencia con vítores.
Sabed que el Señor es Dios.
Que él os hizo y somos suyos,
su pueblo y ovejas de su rebaño.
Entrad por sus puertas con acción de gracias,
por sus atrios con himnos,
dándole gracias y bendiciendo su nombre.
«El Señor es bueno,
su misericordia es eterna,
su fidelidad por todas las edades».
SALMO 71: Súplica por el rey en el día de su coronación. Él hará un reino de abundancia y de paz.
Se postrarán ante ti, Señor,
todos los reyes de la tierra.
Dios mío, confía tu juicio al rey,
tu justicia al hijo de reyes:
para que rija a tu pueblo con justicia,
a tus humildes con rectitud.
Que en sus días florezca la justicia
y la paz hasta que falte la luna;
que domine de mar a mar,
del Gran Río al confín de la tierra.
Que los reyes de Tarsis y de las islas
le paguen tributos
que los reyes de Sabá y de Arabia
le ofrezcan sus dones,
que se postren ante él todos los reyes,
y que todos los pueblos le sirvan.
Porque él librará al pobre que clamaba,
al afligido que no tenía protector,
él se apiadará del pobre y del indigente,
y salvará la vida de los pobres.
IV. LOS PREFACIOS DE NAVIDAD
Los prefacios de Navidad constituyen unas oraciones bellísimas que exponen perfectamente la teología de la Navidad y de la manifestación del Señor al mundo.
En verdad es justo y necesario,
es nuestro deber y salvación,
darte gracias siempre y en todo lugar,
Señor, Padre Santo,
Dios todopoderoso y eterno.
PREFACIO 1º
Porque, gracias al misterio de la Palabra hecha carne,
la luz de tu gloria brilló ante nuestros ojos
con el nuevo resplandor,
para que, conociendo a Dios visiblemente,
él nos lleve al amor de lo invisible.
PREFACIO 2º
Porque en el misterio santo que hoy celebramos,
Cristo, el Señor,
sin dejar la gloria del Padre,
se hace presente entre nosotros
de un modo nuevo:
el que era invisible en su naturaleza,
se hace visible al adoptar la nuestra;
el eterno, engendrado antes del tiempo,
comparte nuestra vida temporal
para asumir en sí todo lo creado,
para reconstruir lo que estaba caído
y restaurar de este modo el universo,
para llamar de nuevo al reino de los cielos
al hombre sumergido en el pecado.
PREFACIO 3º
Por él hoy resplandece ante el mundo
el maravilloso intercambio que nos salva:
pues, al revestirse tu Hijo de nuestra débil condición,
no sólo confiere dignidad eterna
a la naturaleza humana,
sino que por esta unión admirable
nos hace a nosotros eternos.
V. LECTURAS BREVES, RESPONSORIOS, ANTÍFONAS, ORACIONES
Pensando en la oración personal y comunitaria, y recomendando también los métodos de oración anteriormente citados, ponemos a continuación algunas lecturas breves de este tiempo, responsorios, antífonas y algunas oraciones propias de estos días. Para mayor facilidad se ordenan temáticamente:
1. NACE EL HIJO DE DIOS
«El Señor me ha dicho: Tú eres mi Hijo, yo te he engendrado hoy» (Antif. Maitines Navidad).
«Hoy sabréis que viene el Señor y mañana veréis su gloria» (Responsorio Vísperas Navidad)
«Cristo, Hijo de Dios vivo, ten piedad de nosotros» (Responsorio de Laudes Sda. Familia).
2. DIOS SE HACE HOMBRE
«Y el Verbo se hizo carne y acampó entre nosotros» (Jn 1, 14).
«Hoy se nos ha manifestado un misterio admirable: En Cristo se han unido dos naturalezas. Dios se ha hecho hombre, y sin dejar de ser lo que era, ha asumido lo que no era, sin sufrir mezcla ni división» (Antífona Laudes 1 enero).
«¿Hay alguna nación tan grande que tenga los dioses tan cerca como lo está el Señor Dios con nosotros siempre que lo invocamos?» (Dt 4,7).
3. DIOS NOS AMA
«Tanto amó Dios al mundo que le dio a su Hijo único» (Jn 3,16).
«En esto se manifestó el amor que Dios nos tiene, en que Dios envió a su Hijo al mundo para que vivamos por medio de él» (1 Jn 4,9).
4. INFINITA GRATUIDAD DE DIOS
«Estábamos destinados a la reprobación como los demás. Pero Dios, rico en misericordia, por el gran amor con que nos amó, estando nosotros muertos por los pecados, nos ha hecho vivir con Cristo. Por pura gracia estáis salvados» (Ef 2,3-5).
«Se ha manifestado la gracia salvadora de Dios a todos los hombres» (Tit 2,1l).
«Y de su Plenitud todos hemos recibido, gracia sobre gracia» (Jn 1,16).
5. AMOR SOLIDARIO
«Ya sabéis lo generoso que fue nuestro Señor Jesucristo: siendo rico se hizo pobre por vosotros para enriqueceros con su pobreza» (2 Cor 8,9).
«Tenía que parecerse en todo a sus hermanos para ser compasivo» (Hbr 2,17).
«Dios envió a su Hijo en una carne pecadora como la nuestra haciéndolo víctima por el pecado, y en su carne condenó al pecado. Así la justicia que proponía la ley puede realizarse en nosotros que ya no procedemos dirigidos por la carne, sino por el Espíritu» (Rm 8,3-4).
6. CRISTO NUESTRA LUZ
«El pueblo que habitaba en tinieblas vio una Luz grande; a los que habitaban en tiniebla y sombras de muerte, una Luz les brillo» (Mt 4,16).
«Y la Palabra era la Luz verdadera» (Jn 1,9).
«Yo soy la Luz del mundo» (Jn 8,12).
«Por la entrañable misericordia de nuestro Dios nos visitará el Sol que nace de lo alto para iluminar a los que viven en tinieblas y en sombras de muerte, para guiar nuestros pasos por el camino de la paz» (Lc 1,78-79).
«Señor Dios nuestro, restáuranos; que brille tu rostro y nos salve» (Sal 79,8. Respons. sábado 2ª semana Adviento).
«En tu Luz veremos la Luz» (Sal. 35,10).
«Tu rostro buscaré, Señor, no me escondas tu rostro» (Sal. 26,8-9).
«Dad gracias al Padre que os ha hecho capaces de participar en la herencia de los santos en la luz. Él nos libro del poder de las tinieblas y nos trasladó al Reino del Hijo de su amor, en quien tenemos la redención: el perdón de los pecados» (Col 1,12-13).
Oración: Concede, Señor Todopoderoso, a los que vivimos inmersos en la Luz de tu Palabra hecha carne, que resplandezca en nuestras obras la fe que haces brillar en nuestro espíritu» (Navidad del Señor).
Oración: «Dios Todopoderoso y Eterno, luz de los que en ti creen: que la tierra se llene de tu gloria y que te reconozcan los pueblos por el esplendor de tu Luz» (Domingo 2º de Navidad).
7. SU FILIACIÓN ES NUESTRA FILIACIÓN
«Nos ha elegido en él, antes de la creación del mundo para ser santos e inmaculados en su presencia, en el amor, eligiéndonos de antemano para ser sus hijos adoptivos por medio de Jesucristo, según el beneplácito de su voluntad, para alabanza de la gloria de su gracia con la que nos agració en el Amado» (Ef 1,4-5).
«Al llegar la plenitud de los tiempos envió Dios a su Hijo, nacido de mujer, nacido bajo la ley, para rescatar a los que se hallaban bajo la ley y para que recibiéramos la filiación adoptiva. La prueba de que sois hijos es que Dios ha enviado a nuestros corazones el Espíritu de su Hijo que clama ¡Abba, Padre! De modo que ya no eres esclavo sino hijo, y si hijo, también heredero por voluntad de Dios» (Gal 4,4-7).
8. PARTÍCIPES DE LA DIVINA NATURALEZA
Oración: «Oh Dios que de modo admirable has creado al hombre a tu imagen y semejanza, y de modo más admirable todavía, estableciste su dignidad por Jesucristo, concédenos compartir la vida divina de aquél que hoy se ha dignado compartir con el hombre la condición humana» (Oración del día de Navidad).
«¡Qué admirable intercambio! El Creador del genero humano, tomando cuerpo y alma, nace de una virgen y, hecho hombre sin concurso de varón, nos da parte de su divinidad» (Antífona día 1 enero).
9. NOS TRAE LA PAZ
«Él es nuestra paz» (Ef 2,14).
«Habitará el lobo con el cordero, la pantera se tumbará con el cabrito, el novillo y el león pacerán juntos: un muchacho pequeño los pastorea. La vaca pastará con el oso, sus crías se tumbarán juntas; el león comerá paja con el buey. El niño jugará con la hura del áspid, la criatura meterá la mano en el escondrijo de la serpiente. No harán daño ni estrago por todo mi Monte Santo: porque está lleno el país de conocimiento del Señor, como las aguas colman el mar» (Is 11,6-9).
«Dios os ha llamado a vivir en paz» (1Cor 7,15).
«Por encima de todo esto, el amor que es el ceñidor de la unidad consumada. Que la paz de Cristo actúe de árbitro en vuestro corazón, a ella habéis sido convocados en un solo cuerpo» (Col 3,14-15).
«Gloria a Dios en el cielo y en la tierra paz a los hombres que ama el Señor» (Ordinario Misa).
10. EL SEÑOR ES NUESTRA ALEGRÍA Y NUESTRO GOZO
«Os traigo una buena noticia, una gran alegría que lo será para todo el pueblo: hoy… os ha nacido un Salvador, el Mesías, el Señor» (Lc 2, 10-11).
«Regocíjate, hija de Sión; grita de júbilo, Israel; alégrate y gózate de todo corazón, Jerusalén…. El Señor será el Rey de Israel, en medio de ti» (Sof 3,14-15).
11. PERDONAOS MUTUAMENTE
«Como elegidos de Dios, santos y amados, vestíos de la misericordia entrañable, bondad, humildad, dulzura, comprensión. Sobrellevaos mutuamente y perdonaos cuando alguno tenga quejas contra el otro. El Señor os ha perdonado: haced vosotros lo mismo» (Col 3,12-13).
12. CRISTO NOS IMPELE A LA HUMILDAD
«Tened entre vosotros los sentimientos de Cristo Jesús. Él, a pesar de su condición divina, no se aferró a su categoría de Dios; al contrario, se despojó de su rango y tomó la condición de esclavo, haciéndose uno de tantos» (Fil 2,5-7).
VI. A MARÍA
«Dios te salve, María, llena eres de gracia…» (Lc 1,28).
«Te glorificamos, Santa Madre de Dios, porque de ti ha nacido Cristo. Oh María, salva a todos los que te enaltecen» (Antífona 30 Diciembre)
«Bienaventurada eres, Virgen María, por haber llevado al Señor, Creador del mundo. Engendraste al que te hizo y permaneces virgen para siempre» (Responsorio 1 enero).
VII. OTRAS ORACIONES
Padre nuestro….
Benedictus: Canto a Dios que viene, cumpliendo su palabra (Cf. oraciones de Adviento).
Magnificat: Alabanza a la intervención misericordioso de Dios (Cf. oraciones de adviento).
ORACIÓN DE CARLOS DE FOUCAULD
Padre, me pongo en tus manos.
Haz de mi lo que quieras.
Sea lo que sea
te doy las gracias.
Estoy dispuesto a todo.
Lo acepto todo
con tal que tu voluntad se cumpla en mí
y en todas tus criaturas.
No deseo nada más, Padre.
Te confío mi alma,
te la doy
con todo el amor de que soy capaz,
porque te amo
y necesito darme,
ponerme en tus manos sin medida,
con una infinita confianza,
porque tú eres mi Padre.
ORACIÓN DE SAN FRANCISCO DE ASÍS
Señor, haz de mí un instrumento de tu paz.
Donde haya odio, que yo ponga amor,
donde haya ofensa, que ponga perdón,
donde haya discordia, que ponga unión.
donde haya error que ponga verdad;
donde haya duda, que ponga fe;
donde haya desesperación, que ponga esperanza;
donde haya tinieblas, que ponga luz;
donde haya tristeza, que ponga alegría.
Que no busque tanto ser consolado como consolar,
ser comprendido, como comprender,
ser amado, como amar.
Porque dando es como recibimos;
y olvidándonos de nosotros es como nos volvemos a encontrar,
y perdonando es como obtenemos el perdón,
y muriendo es como resucitamos a la vida eterna.
Extracto del libro «Vivir el año litúrgico», de Francisco Martínez García, Ed. Herder.
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