Lecturas
Hechos 4, 33; 5, 12.27-33; 12,2 – Salmo 66 –
2ª Corintios 4, 7-15
Mateo 20, 20-28: En aquel tiempo, se acercó a Jesús la madre de los Zebedeos con sus hijos y se postró para hacerle una petición. Él le preguntó: «¿Qué deseas?»
Ella contestó: «Ordena que estos dos hijos míos se sienten en tu reino, uno a tu derecha y el otro a tu izquierda.»
Pero Jesús replicó: «No sabéis lo que pedís. ¿Sois capaces de beber el cáliz que yo he de beber?»
Contestaron: «Lo somos.»
Él les dijo: «Mi cáliz lo beberéis; pero el puesto a mi derecha o a mi izquierda no me toca a mí concederlo, es para aquellos para quienes lo tiene reservado mi Padre.»
Los otros diez, que lo habían oído, se indignaron contra los dos hermanos. Pero Jesús, reuniéndolos, les dijo: «Sabéis que los jefes de los pueblos los tiranizan y que los grandes los oprimen. No será así entre vosotros: el que quiera ser grande entre vosotros, que sea vuestro servidor, y el que quiera ser primero entre vosotros, que sea vuestro esclavo. Igual que el Hijo del hombre no ha venido para que le sirvan, sino para servir y dar su vida en rescate por muchos.»
Comentario:
SANTIAGO APÓSTOL, PATRÓN DE ESPAÑA, 2021
En el calendario litúrgico deberíamos celebrar hoy el domingo 17 de los llamados ordinarios. Al coincidir con la festividad de Santiago, Patrón de España, prevalece esta fiesta a la liturgia del mencionado domingo. Hoy, pues, en toda España, celebramos el día de Santiago Apóstol. Hacemos, en primer lugar una memoria de los datos que nos ofrece el Nuevo Testamento.
Santiago de Zebedeo fue, según diversos textos del Nuevo Testamento, uno de los apóstoles más destacados de Jesús. Se lo conoció en la tradición cristiana como Santiago el Mayor para distinguirlo de otro miembro del grupo de los doce, Santiago el Menor. Nacido probablemente en Betsaida (Galilea), fue hijo de Zebedeo y Salomé, y hermano de Juan. Santiago pertenecía al llamado «círculo de dilectos» de Jesús que estuvo con él en ocasiones especiales: en la resurrección de la hija de Jairo, en la transfiguración y en el huerto de Getsemaní, donde Jesús se retiró a orar en agonía ante la perspectiva de su pasión y muerte. También fue testigo privilegiado de las apariciones de Jesús resucitado y de la pesca milagrosa en el mar de Tiberíades. Según el libro de los Hechos de los Apóstoles, Pentecostés encontró a Santiago en espera orante, siempre como uno de los máximos referentes de la primera comunidad cristiana, junto con Simón Pedro y Juan. Murió a manos de Herodes Agripa I en Jerusalén entre los años 41 y 44 de nuestra era. Es el patrono de España.
En el evangelio que hemos leído, la madre de Santiago y Juan pide a Jesús sentar a sus dos hijos, uno a la derecha, otro a la izquierda en su futuro reino. Jesús se había expresado contra los excesos del poder en múltiples ocasiones. En la comunidad de Jesús la prioridad la tiene el servicio humilde y sincero. “Tenerse por grande” o “ser el primero” es algo extraño e incompatible con el seguimiento de Jesús. Jesús es modelo de la comunidad. Siendo de condición divina se anonada y es el primero en servir a los demás. El aviso de Jesús es terminante y serio. La actitud de servicio que requiere le lleva a él al extremo de la aceptación de una muerte violenta. En la comunidad de Jesús no existe otra precedencia que la del servicio. Jesús no solo lo manda, lo hace. Es rotundo en sus principios, pero lo es tanto más en su propia vida. Ser humilde no es un consejo. Es condición de vida y de convivencia. El don que Dios nos hace a todos y a cada uno es tan grande que en la medida en que lo hacemos consciente, deseamos compartirlo con los demás. Nos hace felices que los otros tengan siempre más. Solo quien es rico en Dios es capaz de ser feliz y de hacer felices a los demás. Preferir el bien de los otros es siempre signo de riqueza de corazón. El orgulloso piensa que todos le roban. La humildad restablece el orden de Dios y anula el orden del pecado.
Esta humildad que Jesús exige no es un requerimiento de signo negativo. No tiene nada que ver con el anonadamiento, la timidez, la pusilanimidad. Es expresión de riqueza y exuberancia de corazón. La humildad es la verdad. Dios es todo y nosotros nada. La humildad restablece el orden establecido por el pecado. Ser más que los otros es un instinto que procede siempre del egoísmo. Los que retocan su imagen y la engrandecen humanamente, están diciendo a Dios que es poco lo que él es y lo que él hace por el hombre. No cultivan la persona, el corazón, sino solo la imagen. Somos más personajes que personas. Y esto es triste, porque cambiamos el ser por el no ser. Y esta actitud envilece a Dios y el don de Dios porque lo rebaja.
Hoy, fiesta de Santiago, Patrón de España, le pedimos al Apóstol por la fe de nuestro pueblo, zarandeada hoy, acaso como nunca, por poderosas corrientes de secularización. La fe ha sido la gran riqueza de nuestro pueblo que ha generado grandes impulsos de solidaridad, de fraternidad y cultura, de arte y de sentido de identidad.
Pedimos al Apóstol por la fe de nuestro pueblo en el amor de un Dios que se revela como Padre de todos los hombres, que nos ama a todos en el mismo amor que tiene a su propio Hijo Jesucristo para que todos formemos una misma familia en la concordia y la paz. Le pedimos que todos los hombres y mujeres de nuestro pueblo se sientan convocados en el nuevo reino de Dios, en el cuerpo de Cristo como principio y cabeza de vida divina y de esperanza segura, para recrear un nuevo mundo donde reinen el amor y la justicia. Le pedimos que siga haciendo presente y vivo el evangelio en nuestro pueblo como principio de fe y de fraternidad profunda y de solidaridad universal, un evangelio vivo que no sea crónica de un pasado, sino principio y motor de conciencia cristiana, de fraternidad superior, de sentido de unidad y de comunión. Pedimos a Santiago la gracia de un impulso generoso en nuestros obispos y sacerdotes para que personalicen a Cristo cabeza y pastor, con pureza evangélica, y sean desprendidos de toda clase de la herrumbre histórica de privilegios y de maneras que distancian y alejan a los hombres de los valores de las bienaventuranzas. Que amen apasionadamente a los hombres pobres carentes de recursos y empobrecidos en la fe debido al ambiente hostil y pagano de nuestra sociedad increyente. Que sean capaces de impulsar una nueva evangelización que impacte la frialdad e indiferencia de nuestra generación, sobre todo de nuestra juventud, inspirándole amor a la fe, a la justicia, a una convivencia generosa y solidaria. Pedimos a Santiago que nos ayude a renovar el vigor interno de la vida sacramental de nuestro pueblo. Que frene la caída de aprecio en la recepción de los sacramentos del bautismo, de la eucaristía y del matrimonio cristiano. Que los creyentes vean hoy en los sacramento los toques del mismo Jesús en el evangelio sanando, curando él mismo y liberando. Que el Apóstol nos ayude a ver a María no como la mujer aplaudida y enjoyada, sino como la fiel oyente de la palabra, como la conviviente con Jesús en todo tiempo, sobre todo al pie de la cruz y en la comunidad de Pentecostés.
Pedimos hoy también a Santa María del Pilar que interceda ante su Hijo para que se acabe pronto la pandemia que nos acosa, para que vuelvan la vida ordinaria de fe, de convivencia y de fiesta y nos alegremos en el Señor que siempre nos cura y nos salva.
Francisco Martínez
www.centroberit.com
e-mail:berit@centroberit.com
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