REVIBE SEPTIEMBRE 2020. INICIO DE CURSO EN TIEMPOS DE PANDEMIA
Iniciamos el nuevo curso en una situación muy excepcional. Es un nuevo curso en el que seguimos conviviendo con una pandemia, la del COVID-19, que nos hace plantear profundos interrogantes y que presenta en nuestra vida grandes dificultades y complejos retos individuales y sociales.
El Papa Francisco, en el mensaje Urbi et orbi durante el Momento extraodinario de oración en tiempos de epidemia (27 de marzo de 2020) a “despertar y a activar esa solidaridad y esperanza capaz de dar solidez, contención y sentido a estas horas donde todo parece naufragar. El Señor se despierta para despertar y avivar nuestra fe pascual. Tenemos un ancla: en su Cruz hemos sido salvados. Tenemos un timón: en su Cruz hemos sido rescatados. Tenemos una esperanza: en su Cruz hemos sido sanados y abrazados para que nadie ni nada nos separe de su amor redentor”.
Oración
Invocamos al Espíritu antes de iniciar nuestra reunión:
“Ven, Espíritu Santo, llena los corazones de los fieles y enciende en ellos el fuego de tu amor. Envía tu Espíritu Señor y renueva la faz de la tierra”.
Evangelio
Tras proclamar el evangelio dominical meditamos y compartimos lo que nos sugiere a cada uno.
¿Qué me llama la atención del texto?
¿Qué frase o palabra ha resonado de un modo especial en mí?
¿A qué me invita este relato evangélico?
Tema: Papa Francisco, “La vida después de la pandemia”, Librería Editrice Vaticana 2020. Accesible a través del siguiente enlace: https://www.hoac.es/2020/05/18/la-vida-despues-de-la-pandemia/#VIDA
A continuación ofrecemos algunas ideas fuerzas de los textos del Papa Francisco que incorpora el citado libro:
– “Que todos seamos uno” (Mensaje Urbi et orbi durante el Momento extraordinario de oración en tiempos de epidemia, Atrio de la Basílica de San Pedro, 27 de marzo de 2020.
- “El Señor nos interpela y, en medio de nuestra tormenta, nos invita a despertar y a activar esa solidaridad y esperanza capaz de dar solidez, contención y sentido a estas horas donde todo parece naufragar. El Señor se despierta para despertar y avivar nuestra fe pascual.” (idem.)
- “Las palabras que realmente queremos escuchar en este tiempo no son indiferencia, egoísmo, división y olvido. ¡Queremos suprimirlas para siempre!” (Mensaje Urbi et orbi – Pascua 2020, Basílica Vaticana, 12 de abril de 2020).
- “Si la lucha contra el COVID es una guerra, ustedes son un verdadero ejército invisible que pelea en las más peligrosas trincheras. Un ejército sin más arma que la solidaridad, la esperanza y el sentido de la comunidad que reverdece en estos días en los que nadie se salva solo” (Carta a los Movimientos Populares, 12 de abril de 2020).
- “Este es el tiempo propicio de animarnos a una nueva imaginación de lo posible con el realismo que solo el Evangelio nos pueda proporcionar. El Espíritu, que no se deja encerrar ni instarme tapizar con esquemas, modalidades o estructuras fijas o caducas, nos propone sumarnos a su movimiento capaz de “hacer nuevas todas las cosas” (Ap 21,5) (« Vida Nueva », 17 de abril de 2020).
Cuestiones para la reflexión y el diálogo
- La pandemia nos plantea un escenario nuevo, incierto y inesperado, ¿cómo podemos afrontarlo a la luz del Evangelio?
- ¿Qué puede ofrecernos hoy, en este momento, “la solidaridad, la esperanza y el sentido de la comunidad que reverdece en estos días en los que nadie se salva solo”?
- ¿Cómo podemos entender la reflexión del Papa Francisco sobre “este es el tiempo propicio de animarnos a una nueva imaginación de lo posible con el realismo que solo el Evangelio nos pueda proporcionar. El Espíritu, que no se deja encerrar ni instarme tapizar con esquemas, modalidades o estructuras fijas o caducas, nos propone sumarnos a su movimiento capaz de “hacer nuevas todas las cosas”?.
Oración final
“Oh María, tú resplandeces siempre en nuestro camino como signo de salvación y de esperanza.
Nosotros nos confiamos a ti, Salud de los enfermos, que bajo la cruz estuviste asociada al dolor de Jesús, manteniendo firme tu fe.
Tú, Salvación de todos los pueblos, sabes de qué tenemos necesidad y estamos seguros que proveerás, para que, como en Caná de Galilea, pueda volver la alegría y la fiesta después de este momento de prueba.
Ayúdanos, Madre del Divino Amor, a conformarnos a la voluntad del Padre y a hacer lo que nos dirá Jesús, quien ha tomado sobre sí nuestros sufrimientos y ha cargado nuestros dolores para conducirnos, a través de la cruz, a la alegría de la resurrección.
Bajo tu protección buscamos refugio, Santa Madre de Dios. No desprecies nuestras súplicas que estamos en la prueba y libéranos de todo pecado, o Virgen gloriosa y bendita”.Nos encomendamos a Ti, que brillas en nuestro camino como signo de salvación y de esperanza. ¡Oh clementísima, oh piadosa, oh dulce Virgen María!
Amén.
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