Introducción
- El cristiano es un ser elegido y convocado para ser Pueblo de Dios y Cuerpo de Cristo.
- No hay cristianismo sin comunidad, porque sin revisión y discernimiento comunitario de nuestra vida es imposible crecer y madurar en la fe.
- Por lo tanto, es necesario trabajar en grupo y preguntarnos qué tiene y qué no tiene de Evangelio nuestra vida personal, familiar, social y eclesial.
Planteamiento grupal
Para comenzar, hay que distinguir entre:
- Exposición, charla, conferencia
- Debate (dos o varios)
- Dinámica de grupo
Ahora bien, comunicarse, relacionarse y crecer en grupo no es fácil. El diálogo requiere un aprendizaje en el arte de escuchar y exponer nuestro pensamiento de forma adecuada:
1º) Distinguir claramente el estilo pasivo, agresivo y asertivo.
2º) Elegir bien los integrantes del grupo (de seis a ocho) sabiendo que todos tenemos claros los objetivos a conseguir en cada encuentro
3º) Tener un moderador del principio al final de cada sesión, que nos ayude a conseguir dichos objetivos y haga que todos se sientan bien.
4º) Antes de empezar, establecer unas reglas básicas, para que el trabajo sea fácil y posibilite el deseo de volver y llegue a crear una verdadera amistad:
- Confianza y confidencialidad
- Todo el mundo tiene derecho a decir lo que piensa
- Evitar todo tipo de enfrentamientos
- Tiempos de intervención semejantes
- Cuando uno habla los otros escuchan
5º) Terminar siempre las sesiones, preguntando si todos se han sentido bien; agradecer la intervención de cada uno y preguntar si alguien quiere añadir algo antes de terminar.
6º) Hacer un resumen esencial y concreto de lo tratado, acordando entre todos una tarea hasta la próxima sesión.
7º) En nuestros grupos de Fe y Evangelio, acabar dando gracias a Dios y pidiendo su ayuda para poner en práctica lo aprendido y acordado.
Papel y actitudes del moderador
- Preparar de antemano cada sesión.
- Capacidad para observar las reacciones de cada participante, especialmente en el lenguaje no verbal.
- Facilidad de exposición y equilibrio para evitar o cortar enfrentamientos ante las diversas opiniones (todas son buenas)
- Medir bien los tiempos de intervención, cortando sin herir susceptibilidades.
- Conseguir la confianza de los componentes del grupo, para que se sientan seguros y se atrevan a sacar sus sentimientos.
- Hacer que todas las ideas y reflexiones se vean valoradas, siendo útiles para el crecimiento del grupo.
Por Pilar Montijano Torcal
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